Me quedaron varios temas pendientes de la conversación que tuve con esposos o novios de distintas generaciones. Es interesante ver qué ha cambiado, qué ha mejorado, y qué se puede recuperar de lo que se ha vivido en otras épocas en relación con el noviazgo y el matrimonio.

Lee lo que me respondieron pero no dejes de hacer clic aquí y decirme cuál ha sido tu experiencia sobre el noviazgo

¿Había un momento en el que dejaban de “salir” y comenzaban a ser novios?

Doña Esthela comenta que en los años 50 era muy claro el momento en que comenzaban a ser novios: “Tenían que preguntarte que si eras su novia. Y ya sabías que tanto para él como para ti era un compromiso porque tú ya no ibas, por ejemplo, a bailar y él tampoco. Si no iba contigo no ibas a ningún baile ni podías acompañar a ninguna otra persona, entonces no cambiaba mucho la relación, ya que la joven tenía que darse a respetar”.

Para Tito y Norma, con casi 34 años de casados, también era claro que debía darse el paso de estar saliendo a ser novios. “De hecho”, dice Tito, “hubo una declaración formal de mi parte pero esto no ocurrió mucho tiempo después de que salimos”. Y agrega Norma: “En aquel tiempo si no te hacían una declaración formal no sentías que fueras la novia, y tampoco se acostumbraba ser amigos con derechos”.

Nuria y Javier tienen 19 años de casados. Nuria comenta que las “mariposas en e el estómago” comenzaban a indicar el momento en que Javier le pediría que fuera su novia. Y señala: “Yo, como mujer, esperaba que el hombre tomara la iniciativa. Te tenían que preguntar.” Javier añade que había un antes y un después; antes no eras novio y después ya eras.

Mario y Marlene, que son novios y rondan los veinte años, nos dicen que en su caso sí hubo un momento formal en que él le pidió que fuera su novia. “Sí, claro” dice Marlene, “pero hoy los chavos muchas veces no hacen la pregunta”. Y agrega Mario en que ambos toman la decisión de expresar abiertamente: ‘ahora, ¿qué sigue?’. Me comenta que los jóvenes deben pensar: “¿Vamos a ser novios o no? Porque si no vamos ser novios, pues mucho gusto. Si no, pues es tiempo perdido, dinero gastado… Deja tú el dinero, el tiempo, los sentimientos y el involucrarte más”.

Isaac Domínguez y Liliana Castro también tienen 21 y 20 años respectivamente. Nos comentan que en su experiencia es un poco vago saber en qué momento ya se comienza a ser novios. “Buscas conocer a la persona, platicas, tratas de tener actividades y experiencias juntos y en el momento que ya son una pareja es donde entra el contacto físico (tomarse de la mano, abrazos, un besito de pajarito)”. Posteriormente, nos dicen, llega el momento de presentarlo con la familia.

¿Que era importante y que no a la hora de elegir pareja?

Don Homero y Doña Esthela comentan que en su época era importante que el futuro novio o novia fuera de una buena familia, de buenas costumbres trabajadora. Don Homero añade: “era muy importante el aspecto moral de las personas, cómo eran”.

Para Norma, era importante que el muchacho no tuviera vicios, que no fuera coqueto. “Que fuera buena persona, pero eso de que si tenía o no tenía dinero, en eso no me fijaba”. Tito añade: “Elegí a Norma, porque cuando le hablé de Dios, respondió de una manera muy abierta, no se puso a discutir o argumentar. Eso fue una de las cosas más importantes. Otra cosa que me gustaba mucho de ella es que era bien trabajadora, buena para trabajar”.

Nuria comenta que para ella eran importante los valores y las creencias. El atractivo, el físico, sí puede ser importante, reconoce. Javier añade que lo que puede ser atractivo para ti, no necesariamente es atractivo para alguien más pero que sí debía haber esa química. Dice: “Es importante que compartan la misma escala de valores, las creencias, hacer una lista de qué cosas son importantes para ti.”

Para Marlene era importante principalmente que conociera a Dios, que fuera una persona con visión a futuro. Dice: “Que supiera amar, que fuera respetuoso. Humilde. Una persona que realmente se interesara por mí, por mi vida, por mis preocupaciones”. Añade: “que tuviera una buena relación con su familia, que respetara a su mamá, a su papá, a sus hermanos y que viera por las demás personas“.

Mario comentó que era importante que su novia fuera su amiga, que tuviera propósitos y ganas de hacer algo en su vida. Le admiró que Marlene se compró ella misma su carro y añadió: “Obviamente era importante que me gustara físicamente”. Agrega que también para él era importante la fe de su novia. Para ninguno de estos jóvenes era importante la posición económica pero sí que su pareja tuviera ganas de progresar.

Isaac y Liliana enfatizaron que es importante conocer los intereses mutuos, valorarse y ser muy claros sobre qué les interesa en la vida. Es importante saber “qué le gusta, qué le disgusta, qué hace en sus ratos libres, saber si trabaja, cuáles son sus proyectos, metas y sueños”. También consideran importante saber si ya hubo antes otro novio o novia en su vida.

¿El noviazgo debe ser una relación exclusiva?

Todas las parejas coincidieron en que efectivamente, el noviazgo debe ser una relación solo de dos, y que una vez que inicias el noviazgo ya no puedes andar con nadie más. “Mientras no sean novios es cuando no debe ser exclusiva”, comenta Javier. Por otro lado, señalaron la fidelidad como algo importante. Liliana dice que para ella no existe el decir: “lo siento, se me hizo fácil salir con otra chica».

¿En su experiencia, el noviazgo tenía algo que ver con el matrimonio?

Doña Esthela y Don Homero mencionan que hace más de 60 años el noviazgo era para conocerse con la idea del matrimonio. “Era mal visto incluso para el novio que la novia fuera así medio ‘moderna’ por decirlo”.

En el caso de Norma y Tito, había experiencias diversas. Tito vivió un entorno donde primero había noviazgos de adolescencia que no necesariamente se orientaban al matrimonio sino solo a pasear o estar juntos. En el caso de Norma, sí consideraba el noviazgo como una etapa relacionada con un proyecto de vida. Para Javier y Nuria, sí había una idea de ser novios con el deseo de conocerse para ver si llegaban a casarse.

Marlene por su parte comenta: “Para mí por supuesto que sí (tiene que ver el noviazgo con el matrimonio). Hay muchos que comparten mi opinión pero otros no. Muchos solo quieren una pareja para tener una compañía pero no quieren casarse porque no quieren ese compromiso”. Se ha debilitado esa meta, o bien se pospone por mucho tiempo. Mario comenta que hay la costumbre de vivir juntos, de “calarle” y compartir gastos sin estar casados. Y señala: “¡No es un hobbie, no es algo que te va a entretener! ¡Es una persona, es una pareja, es un compromiso!”. Y agrega: “Vive lo que implica el matrimonio, vive lo bonito pero también vive las broncas y supéralas como lo implica el matrimonio”.

Isaac y Liliana ven que es frecuente cambiar de novio o novia si hay una discusión, pero sí ven en el noviazgo la base para el matrimonio. Consideran que se puede llegar a una separación si se ve que algo ya no funciona. Ven con frecuencia también la unión libre, que es como “ser eternos novios”, mas no comparten esa idea.

Como puedes notar hay algunos elementos comunes entre generaciones. El noviazgo es un proceso de conocimiento que implica fidelidad mutua y valorarse para ver si se emprenderá un proyecto de vida estable y significativo.

Lamentablemente en las estadísticas del INEGI vemos que el matrimonio pierde peso frente a la unión libre, y que es creciente el número de matrimonios que se separan incluso después de veinte o más años de casados sin que exista una política pública que favorezca la conciliación por encima del rompimiento.

México necesita y quiere una familia sólida, y eso depende de que transmitamos de una generación a otra los principios fundamentales de la relación entre los hombres y las mujeres para establecer un hogar.

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