El 25 de mayo se llevó a cabo un referéndum en Irlanda, por el cual se quitó la protección constitucional del derecho a la vida de los hijos en gestación.

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Es un hecho lamentable. Irlanda era de los pocos países que aún protegía en su constitución tanto la vida de los hijos como de sus madres.

En el aborto, lo sabemos, siempre muere un hijo. Pero nunca debemos olvidar que también se causa un daño inmenso a la mujer que lo gestaba.

Debemos recordar que proteger la vida del hijo y de su madre es en primer lugar en beneficio de los no nacidos y también en beneficio de la salud de la mujer. Hay menor mortalidad materna. Este es un dato duro, que el doctor Elard Koch de Melissa Institute ha sustentado ampliamente en un estudio comparando las legislaciones sobre el aborto en México [1]. Irlanda además tenía uno de los índices de mortalidad materno-infantil más bajos del planeta. En el año 2015, por ejemplo, Estados Unidos tenía un 75% más de mortalidad materna que Irlanda [2]. Por cada 100,000 nacidos vivos, Irlanda sufrió 8 muertes maternas, mientras que Estados Unidos tenía 14 muertes.

En China e India durante décadas se han abortado principalmente a niñas, y ahora hay 70 millones de hombres más que mujeres. Esto ya comienza a causar problemas sociales [3].

Pero volviendo a Irlanda: esta protección a la vida del bebé en gestación se tenía en aquel país desde 1983. Ese año se realizó un referéndum en el que los ciudadanos votaron a favor de la Octava enmienda, que se convirtió en el artículo 40.3.3 de la Constitución de la República de Irlanda. Esta enmienda decía explícitamente: “El estado reconoce el derecho a la vida del no nacido, y en vista de ser equivalente al derecho a la vida de su madre, garantiza en sus leyes el respetar, defender y proteger ese derecho en la medida de lo posible” [4].

Pero parece que el influjo del cambio cultural en los demás países europeos afectó también a la sociedad irlandesa, pues se fue penetrando poco a poco el aborto en las leyes: el primer paso fue 1992, cuando se introdujeron las enmiendas 13ª y 14ª que establecen que esa protección al bebé en gestación y su madre no impedía viajar al extranjero para abortar ni impedía distribuir en Irlanda información relacionada con el aborto en el extranjero.

El último paso para quitar la protección a la vida del bebé en gestación y a su madre se dio este 25 de mayo, fecha en que como ya te comenté, se realizó el referéndum para eliminar la octava enmienda. Desde las encuestas de salida se notó una abrumadora ventaja de la opción que eliminaba la Octava enmienda. Eso significa que la vida del no nacido ya no recibe la protección constitucional equivalente a la protección de la vida de su madre.

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¿Cuáles son las reflexiones que nos deja este hecho? Que en nuestras sociedades se va introduciendo una cultura de desvinculación. Te pongo algunos ejemplos: en los jóvenes el sexo prematuro y las relaciones “fast track” nos hablan de una desvinculación del amor genuino que busca el bien del otro, y una desvinculación del compromiso duradero como lo es el matrimonio. “Te uso y luego me desvinculo de ti”. Por otro lado, el materialismo y el consumismo influyen en las familias al grado de que los padres buscan solo el bienestar económico de la familia pero desvinculándose de ella, dejando a los hijos solos mucho tiempo con las consecuencias negativas que esto conlleva: drogas, depresión, bajo rendimiento académico, trastornos alimenticios, bullying, etc.

Otro ejemplo: el abandono de los ancianos porque ya no son “útiles” o son considerados un estorbo en las familias, reflejan también una desvinculación de las personas mayores que han gastado la vida por sus hijos y cuya sabiduría desperdiciamos en la sociedad. La eutanasia también es una desvinculación: se termina con la vida de una persona muchas veces sin que ella pueda opinar, ignorando que no es lo mismo el proceso natural de morir que provocar la muerte. Y por último el tema que tratamos aquí: el aborto que desvincula a la madre de su hijo, bajo la premisa de que la mujer “tiene derecho” a decidir sobre su cuerpo, o porque el hijo no estaba en sus planes o porque es producto de un crimen tan nefasto como es la violación.

Como sociedad debemos tomar conciencia de que el ser humano se realiza en la relación con otros, y que permitir a unos eliminar la vida de otros en razón de su edad, salud o condición física no es ético.

Ante el aborto hay salidas posibles, soluciones de vida, no de muerte. Instituciones que apoyan a las mujeres embarazadas en situación vulnerable y la adopción son algunas de ellas. Debemos aplicar la Regla de los Dos: que los dos vivan y los dos estén bien, madre e hijo.

[1] http://bmjopen.bmj.com/content/5/2/e006013.full

[2] https://data.unicef.org/topic/maternal-health/maternal-mortality/

[3] https://www.washingtonpost.com/graphics/2018/world/too-many-men/?noredirect=on&utm_term=.4c40601b8cd0

[4] https://www.irishtimes.com/news/politics/abortion-referendum/abortion-facts