El aborto es un tema que de forma recurrente abordamos en ConParticipación, ¿y cuál es la razón? Creemos firmemente que una sociedad que presuma de realizar grandes avances tecnológicos y científicos, de ser “moderna” y “progresista” como la de hoy, no puede llamarse “avanzada” cuando por otro lado permite y hasta legaliza que se eliminen vidas humanas, como sucede con el aborto. ¿Progreso? Una sociedad que verdaderamente alcanzara el progreso sería una en la que todo ser humano tuviera las condiciones óptimas para vivir, en la que no hubiera hambre, ni violencia, en la que nadie atentara contra los más débiles e indefensos.

Pero hoy vemos cómo lamentablemente el aborto gana terreno, se convierte en una práctica cada vez más tolerada, aceptada y se legaliza. Se pasa por alto la evidencia o se niega, de que el ser humano lo es desde la concepción, que por tanto su vida merece respeto desde ese mismo instante y que nadie tiene derecho a terminar con ella. Por eso no nos cansaremos de hablar de este tema. El aborto acaba con vidas humanas; por un lado daña al hombre, pues él también pierde un hijo, haya o no haya consentido el aborto, y por supuesto, daña a la mujer de muchas maneras, no es ninguna “opción” ni tampoco “salud” para ella, sino todo lo contrario. 

La evidencia de los efectos del aborto en la mujer está al alcance de la mano.  El Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia A.C. (IRMA) se ha especializado en atender a mujeres con efectos psicológicos después de cometer abortos [1]. Esta institución señala que si bien no se puede decir que existe un síndrome posaborto desde el punto de vista de un diagnóstico clínico formal, sí es posible observar en las mujeres que han cometido abortos ciertos síntomas que indican efectos y/o malestares psicológicos mayores o menores. IRMA ha observado a través de pruebas psicométricas y entrevistas clínicas estos síntomas, e incluso cierto deterioro en la vida de quienes han acudido a ellos en búsqueda de ayuda para sanar una pérdida gestacional. De esta forma, se confirma lo que varios investigadores han señalado: “El aborto es un acontecimiento estresante y con efectos psicológicos significativos en la mayoría de las mujeres principalmente” [2].

Asimismo, IRMA expone en su página web (https://www.irma.org.mx/hacia-un-lenguaje-comun/) que los efectos que se presentan tras un aborto “son la aparición de síntomas y signos que siguen a la experiencia de uno o varios abortos y pueden conformar un cuadro clínico, el cual se compone de síntomas de un duelo complicado, trastorno depresivo, trastorno de estrés agudo y postraumático —los cuales sí están tipificados—, y síntomas específicos relacionados con la pérdida o fractura de la maternidad” [3]. 

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En una entrevista que realizamos a Mari Carmen Alva López, directora del Instituto IRMA, le comentamos que llama la atención que el movimiento feminista radical considere que el aborto es una liberación y que lo plantee como si fuera algo bueno para las mujeres, lo cual claramente contrasta con lo que hemos expuesto aquí. Ante esto, Mari Carmen comentó: “Yo te puedo asegurar que en todos los casos de aborto pasa algo, no permaneces indiferente (…). Tarde o temprano algo dentro de ti te grita ‘auxilio’, pasó algo, murió alguien. Claro está que no todas las personas reaccionan igual” [4].

Hay una activista que también conoce de primera mano estos efectos del aborto y el daño que ha causado en muchísimas mujeres. Ella es Mayra Rodríguez, quien trabajó como directora de uno de los centros de aborto más importantes de Planned Parenthood en Estados Unidos. Ella nos ha contado en distintas ocasiones lo que vivió en ese centro. Puedes ver el testimonio que nos compartió en la siguiente liga: https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=273887297395968 [5].

Mayra nos comentó que en este centro a las mujeres se les informa de las posibles consecuencias físicas que pueden tener tras un aborto, sin embargo, hay muchas que pasan por ellas sin darse cuenta. Como por ejemplo, una consecuencia es que el útero puede ser perforado. Muchas pacientes tienen sangrados prolongados y no regresan a realizarse alguna revisión o un ultrasonido, y así no pueden darse cuenta de que hay una perforación. Las perforaciones surgen al usarse un instrumento quirúrgico, como el que se usa en el aborto provocado. Mayra expone que a estas pacientes solo les dicen que se tranquilicen, que el sangrado “es normal” y que en algún momento parará. Lamentablemente, con el paso del tiempo, cuando esas mujeres quieran embarazarse, se darán cuenta de que no pueden tener otros hijos [6].

Parte de la conclusión de Mayra durante esta plática es que a instituciones como Planned Parenthood no les interesa la salud de la mujer. Por el contrario, ella comenta: “Nos han engañado diciendo que necesitamos eso (el aborto) para estar bien, y creo que no puedes decir que te interesa la salud y que estás al servicio de ella si lo que estás ofreciendo no está ayudando a la madre, y está perjudicando a la persona que no ha venido al mundo, sin darle la oportunidad ni de respirar por primera vez” [7].

Hasta aquí hemos hablado de los efectos físicos y psicológicos del aborto en la mujer. Pero hay otros aspectos del aborto de los que casi no se habla, por ejemplo, que es un negocio bastante redituable. Esto lo comentaremos en el próximo blog, y de las cifras que en México existen sobre esta terrible práctica.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.irma.org.mx/hacia-un-lenguaje-comun/

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.

[4] https://conparticipacion.mx/duelo-por-perdidas-gestacionales/

[5] https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=273887297395968

[6] Ibíd.

[7] https://conparticipacion.mx/lo-que-no-dicen-a-las-mujeres-sobre-el-aborto/