En ConParticipación brindamos información científica, contundente, veraz y oportuna para ayudar al bienestar de las familias y de la sociedad. Muchos temas nos preocupan, entre ellos la influencia de la ideología de género, la cual se ha permeado en muchas áreas de la sociedad y la cultura causando gran confusión en la vida de las personas. Esta preocupación nos motiva y ocupa a informar y concientizar.
Hay un tema que proviene de la ideología de género que ciertamente nos inquieta a muchas personas: el que hoy se intente ya no solo influenciar y confundir a los adultos, sino también a los niños, en lo que se refiere a su identidad sexual. Vemos que el deseo de imponer estas ideas llega al extremo de manifestaciones violentas, como sucedió el 21 de febrero. Ese día, un grupo de activistas “trans” o personas que se identifican a sí mismas como de un sexo distinto a su sexo biológico, se congregaron afuera del Congreso de la Ciudad de México para expresar su desacuerdo por la iniciativa de ley que presentó la diputada local América Rangel [1]. Todos tenemos el derecho a la libre expresión, a exponer nuestros puntos de vista e ideas y que sean escuchadas. Sin embargo esa libertad debe ser recíproca, con respeto, y no debería incluir la violencia. Llama la atención que en muchas de las manifestaciones de grupos activistas en favor de la ideología de género, se realizan daños importantes tanto a la integridad de las personas como a los edificios o el patrimonio cultural del país. Tal fue el caso de la protesta a la que hacemos referencia del 21 de febrero, en la que los manifestantes realizaron pintas, rompieron vidrios e hicieron algunos destrozos en la puerta principal del Congreso de la Ciudad de México [2].
Para que tengas el contexto, resulta que el pasado 9 de febrero la diputada América Rangel, del Partido Acción Nacional, presentó una iniciativa ante el Congreso de la Ciudad de México que busca prohibir que los menores de edad sean sometidos a tratamientos y cirugías de cambio de sexo y que además se castigue con cárcel a quien lleve a cabo estos procedimientos en menores. Con el uso del lema “con los niños no”, Rangel expone que “el Estado debe proteger a los menores de edad porque aún no tienen la madurez intelectual necesaria para entender las implicaciones de esas decisiones” [3]. A través de su cuenta de Twitter, la diputada expresó: “Como sociedad debemos proteger a los niños de la perversa #ideología de género” [4].
Y efectivamente lo que expresa la diputada Rangel es adecuado. Observamos cómo otros países han implementado políticas para retirar el llamado “protocolo holandés”, el cual conlleva el uso de bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal cruzada a menores de 16 años. Suecia fue el primer país en dar este paso y abandonar el protocolo holandés: en mayo de 2021 el Hospital universitario Karolinska de ese país, que es el segundo más grande de Suecia y está financiado por fondos públicos, empezó a aplicar una nueva política en este tema. A continuación enlistamos las acciones realizadas por dicho hospital y algunos otros aspectos alrededor de este tema [5]:
- Se implementó una nueva política que consiste en no administrar bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal cruzada a menores de 16 años.
- En el caso de jóvenes que tienen entre 16 a 18 años, se estableció que esos tratamientos sean permitidos bajo previa investigación y con la aprobación por parte de la Autoridad de revisión ética de Suecia (EPM).
- Además, es requisito un consentimiento informado que indique los riesgos del uso de este tipo de tratamientos hormonales. Se debe evaluar el nivel de madurez del joven para determinar si comprende lo expresado en el consentimiento.
- Al aprobar la política se especificó que las personas que estaban en tratamiento en curso, a partir de la nueva reglamentación, recibirían atención y evaluación individual para decidir si el tratamiento debe continuar o ser suspendido.
- Suecia fue el primer país que abandonó las directrices de la World Professional Association for Transgender Health, WPATH (Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero, en su traducción al español). Dicha asociación es quien ha liderado los temas de salud transgénero, sin embargo, para las autoridades sanitarias de varios países, los resultados que muestra la WPATH han sido insuficientes para justificar las intervenciones médicas que dicha asociación promueve [6].
- La política establecida por el Hospital Karolinska está acorde con las directrices de Finlandia, en las que se da prioridad a que los jóvenes tengan primeramente apoyo psicológico en lugar de las intervenciones médicas. Esto en particular con los jóvenes que no tienen antecedentes de disforia de género en la infancia.
- En febrero de 2022 la Swedish National Board of Health and Welfare (Junta Nacional de Salud y Bienestar o Socialstyrelsen en sueco), la autoridad sanitaria del país, siguió el ejemplo del hospital Karolinska y emitió una actualización de la política nacional que se asemeja a la política adoptada por el Karolinska. Además, en diciembre del mismo año, restringió drásticamente la mutilación de los senos en las adolescentes [7].
- En otro país como Reino Unido, el Tribunal Superior de Justicia sentenció en diciembre de 2020 con respecto al caso de Keira Bell (una joven que se arrepintió de “transicionar” de mujer a hombre) que los tratamientos hormonales en menores se consideraban experimentales. Dictaminaron que «es muy poco probable que un niño de 13 años o menos sea competente para dar su consentimiento a la administración de terapia hormonal», y expresaron sus dudas de que un adolescente de 14 o 15 años pueda comprender y evaluar los riesgos y las consecuencias de estos tratamientos para su vida futura [8]. Casi un año después, en septiembre de 2021, una parte de este fallo fue revocado por el Tribunal de Apelaciones inglés, diciendo que “correspondía a los médicos y no al tribunal decidir sobre la competencia [para dar consentimiento]”. Es decir, se traslada la responsabilidad a los médicos de decidir si el niño tiene o no lo que se le llama “Competencia de Gillick”, o la madurez para evaluar las consecuencias de tratamientos hormonales, que son irreversibles [9]. Aún con esto la polémica ya se había abierto. Keira Bell sigue dando a conocer su caso y testimoniando que ella era una chica con problemas psicológicos y de orientación sexual cuando decidió someterse al tratamiento de “transición”, sin embargo, señala: “El trabajo de los profesionales era tener en cuenta todas mis comorbilidades, no limitarse a afirmar mi ingenua esperanza de que todo podía resolverse con hormonas y cirugía” [10].
- La clínica inglesa Tavistock y Portman que proporciona el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS por sus siglas en ingles) a la cual acudió Keira Bella para hacer su “transición” y que luego ella misma demandó, cerrará este año sus puertas. Esto después de que el número de pacientes de la clínica explotara en 2020 y el NHS (el servicio británico de salud ) pidiera una investigación a la Dra. Hilary Cass. La Dra. Cass señaló que la clínica no era “una opción segura o viable a largo plazo” y que estaba proporcionando bloqueadores de pubertad a menores sin considerar sus circunstancias psicológicas, ni las consecuencias y efectos secundarios dañinos e irreversibles para su salud [11]. La diputada Rangel no está equivocada.
La evidencia continúa y respalda lo dicho. Una publicación del The New York Times, dio a conocer las historias de menores de edad que no se sentían cómodos con su cuerpo; algunos de ellos presentaban depresión o una gran inconformidad con su cuerpo. Sus terapeutas y/o sus médicos les indicaron que “la mejor opción” era tomar bloqueadores de la pubertad. Una madre de familia de uno de estos niños comentó que el terapeuta señaló que estos fármacos “realmente ayudan a los niños así” y que los había presentado como “un torniquete que detendría la hemorragia”, es decir, que “resolvería el problema”. Llama la atención que los profesionales de la salud presenten esta opción como “segura y reversible”, supuestamente con la finalidad de ganar tiempo en considerar una transición quirúrgica. Sin embargo, de acuerdo con el análisis presentado por The New York Times, en la medida en la que se incrementa el número de adolescentes que se identifican a sí mismos como “transgénero” o del sexo opuesto al biológico, aumenta el nivel de preocupación en los profesionales de la medicina acerca de las consecuencias que conlleva el consumo de estos fármacos. Señala además que estas inquietudes han dado pie a revisiones gubernamentales en Europa, y se han solicitado investigaciones más profundas [12].
En la segunda parte de este blog seguiremos hablando de las consecuencias que pueden ocasionar estos tratamientos a la salud física y mental de las personas, especialmente de los riesgos que implican en los menores de edad.
ConParticipación
Fuentes:
[4] https://aristeguinoticias.com/2102/mexico/acaba-en-trifulca-protesta-trans-afuera-de-congreso-cdmx/
https://segm.org/Sweden_ends_use_of_Dutch_protocol
[12] https://www.nytimes.com/es/2022/12/14/espanol/bloqueadores-pubertad-adolescentes-trans.html
