Estamos en una época en la que somos testigos de la gran influencia que algunas ideologías tienen sobre las leyes, la cultura y la sociedad, ya desde hace décadas. Una de las de mayor peso es la ideología de género. Pero lo que preocupa más en los últimos años es cómo esta ideología ha logrado una gran influencia también en niños y adolescentes.

Como sabemos una de las premisas de esta corriente de pensamiento es que los seres humanos no son hombre y mujer por la biología, sino que más bien “se hacen” hombre o mujer por construcción social, es decir, por la influencia de su educación y su contexto. De modo que esta ideología afirma que si alguien nace con el sexo masculino eso no determina que tenga que ser hombre, sino que más bien en algún punto podría decidir ser mujer, y viceversa. De esta forma no se nace con un sexo, sino que más bien este “se asigna” al nacer.

Sabemos que en alguna etapa de la vida puede haber confusión sobre la identidad sexual, y esto es normal. Durante la niñez y la adolescencia son muy pocos los niños que pudieran experimentar esa confusión, pero la influencia de la ideología de género ha llegado a tal grado que vemos que ahora no solo los adultos se someten a tratamientos hormonales y quirúrgicos de “cambio de sexo”, sino también niños y adolescentes. Y esto es grave porque hay evidencia de que estos procedimientos pueden ocasionar riesgos importantes e irreversibles. Lamentablemente también se ve que muchas veces, en lugar de tratar de indagar un poco más la causa de la confusión de identidad sexual mediante una terapia psicológica profesional, de entrada se da carta abierta a estos tratamientos, con lo cual se afecta la vida de los menores de edad, en ocasiones para siempre.

Hechos relevantes llevaron a que, en Suecia, a partir de 1.o de abril de 2021, entrara en vigor una política que puso fin al uso de bloqueadores de la pubertad y terapia hormonal cruzada a menores de 16 años, con lo cual se convirtió en el primer país que deja el “protocolo holandés”. Con respecto a los jóvenes de 16 a 18 años, aún es permitido el uso de estos tratamientos bajo previa investigación aprobada por el comité de revisión ética de Suecia. También se requiere un consentimiento informado que manifieste los riesgos del uso de tratamientos hormonales, considerando el nivel de madurez del menor, además de su capacidad para comprender lo establecido en el consentimiento. “Este es un momento decisivo. Suecia es el primer país que deja de seguir explícitamente el protocolo holandés, por el que se permite la administración de bloqueadores de la pubertad a los 12 años (y, cada vez más, a los 8-9 años, en la fase temprana de la pubertad conocida como Tanner 2) y de hormonas cruzadas a los 16 años” [1].

Suecia también es el primer país que abandona de manera oficial las directrices de la World Professional Association for Transgender Health, WPATH (Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero, en su traducción al español). Esta asociación ha estado durante mucho tiempo al mando en materia de salud transgénero, sin embargo, para las autoridades sanitarias de varios países, ha resultado insuficiente la evidencia que promueven la WPATH para justificar intervenciones médicas. Es importante mencionar que esos tratamientos pueden traer consecuencias irreversibles y adversas como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, aumento del riesgo de cáncer y trombosis e infertilidad [2].

En Suecia existe una nueva política acorde a las directrices de Finlandia que dan prioridad a la intervención de apoyo psicológico en lugar de las intervenciones médicas, particularmente en aquellos jóvenes que no cuentan con antecedentes de disforia de género en la infancia. Por su parte, en Reino Unido, se han dado cambios importantes tras una sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que indicó que los tratamientos hormonales en menores eran considerados experimentales, y que los menores de edad no son capaces de dar un consentimiento verdaderamente informado, dadas las consecuencias que traen para toda la vida [3].

El caso de Keira Bell es un ejemplo de lo que puede ocasionar la influencia de la ideología de género en jóvenes adolescentes, si no se lleva un proceso adecuado de acompañamiento y evaluación de la situación de cada persona. Keira es una joven de 25 años que emprendió acciones legales contra una clínica de género del Servicio Nacional de Salud (NHS) británico. Bell alega que el personal médico debió brindarle más información y consultarle más sobre su decisión de “transicionar” a hombre cuando ella era apenas una adolescente. Los abogados de Keira argumentaron que los menores de edad no pueden otorgar un consentimiento informado a un tratamiento que les retrase la pubertad o les ayude a realizar la “transición” [4]. Y es que un menor de edad no tiene la madurez para entender las repercusiones de esta decisión.

Keira expresó que su necesidad de cambiar fue en aumento conforme tenía acceso a Internet y obtenía información acerca de la transición. Al seguir la ruta médica “un paso llevó a otro” y fue así que a los 16 años la remitieron a la clínica Tavistock GIDS (siglas de gender-identity development service, o servicio de desarrollo de identidad de género en español), en donde tan solo tuvo tres citas de una hora de duración, y posteriormente le prescribieron bloqueadores de la pubertad. Estos fármacos retrasan el desarrollo de la pubertad y sus manifestaciones, tales como la menstruación, el crecimiento de los pechos, del vello facial y el cambio en la voz. Se recetan a niños con disforia de género, es decir, a quienes tienen confusión con respecto a su sexo de nacimiento y cómo se perciben.

Un año después de empezar a tomar estos fármacos, a Keira le recetaron la hormona masculina testosterona con lo que desarrolló algunas características masculinas, como el vello facial y la voz grave. Posteriormente se realizó una mastectomía doble, operación irreversible. Unos años después Keira se arrepintió y fue entonces cuando denunció. En palabras de Keira: «Deberían haberme cuestionado las propuestas o las afirmaciones que me hacía», pues ella considera que, de haberlo hecho, esto habría hecho una gran diferencia. Sobre la responsabilidad de quienes imparten estos tratamientos, agregó: “Creo que corresponde a estas instituciones, como el Tavistock, intervenir y hacer que los niños reconsideren lo que están diciendo, porque es un camino que altera la vida» [5].

La sentencia tras el juicio, le dio la razón a Bell, pues tres jueces del Tribunal Superior dictaminaron que es poco probable que menores de 16 años con disforia de género puedan dar su consentimiento informado para someterse a bloqueadores de la pubertad. “Es dudoso que un niño de 14 o 15 años pueda comprender y sopesar los riesgos y las consecuencias a largo plazo de la administración de bloqueadores de la pubertad”, expresaron los jueces [6]. Bell, quien inició un proceso para hacer reversible la “transición”, está convencida de que esta sentencia ayudará a proteger a menores vulnerables. Asimismo, su abogado, Paul Conrathe, afirmó que el fallo es histórico pues con él se protege a los niños que sufren de disforia de género [7].

Por lo anterior, en Suecia se concluye que [8]:

  • Los tratamientos hormonales no se otorgarán a pacientes con disforia de género menores de 16 años.
  • Pacientes de entre 16 y 18 años, solo podrán tener dicho tratamiento bajo el marco de los ensayos clínicos aprobados por la Autoridad de revisión ética de Suecia (EPM). Estos pacientes deberán recibir información detallada sobre los riesgos y posibles daños a su salud tras el tratamiento, y deberán someterse a una cuidadosa evaluación de su nivel de madurez para comprobar que han entendido el tratamiento y sus implicaciones para brindar un consentimiento informado.
  • Las personas que estaban en tratamiento en curso, a partir de la nueva política recibirán atención y evaluación individual para decidir si el tratamiento debe continuar o ser suspendido.

En Reino Unido:

  • Los menores de 16 años deben tener pleno conocimiento de las consecuencias inmediatas y a largo plazo del tratamiento para recibir hormonas de bloqueo de la pubertad.
  • Los médicos pueden considerar el pedir la autorización de los tribunales antes de iniciar el tratamiento [9].

Los tratamientos hormonales y quirúrgicos de “cambio de sexo” a los que recurren personas con disforia de género podrían ocasionar riesgos irreversibles, e inclusive, algunos de estos riesgos pudieran ser desconocidos. Suecia ha marcado la pauta sobre el cuidado y la extenuante revisión de cada caso, y la importancia del apoyo psicológico en estos procesos. Las decisiones o políticas sobre este tema deben fundamentarse en estudios médicos y científicos, y no solo en ideologías.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://contraelborradodelasmujeres.org/suecia-pone-fin-al-uso-de-bloqueadores-de-la-pubertad-para-menores-de-16-anos/

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.

[4] https://www.bbc.com/news/health-51676020

[5] Ibíd.

[6] https://www.abc.es/sociedad/abci-britanica-keira-bell-gana-juicio-contra-clinica-trato-para-transicion-mujer-hombre-202012031419_noticia.html

[7] Ibíd.

[8] https://contraelborradodelasmujeres.org/suecia-pone-fin-al-uso-de-bloqueadores-de-la-pubertad-para-menores-de-16-anos/

[9] https://www.niusdiario.es/vida/visto-oido/keira-bell-chica-transgenero-gana-juicio-terapia-hormonal-transexuales_18_3052095284.html