El pasado 18 de marzo, en un evento convocado por la Arquidiócesis de Monterrey y organizado por ConParticipación, tuvimos oportunidad de escuchar la conferencia “La educación: su realidad después de la pandemia” [1]. Dicha ponencia fue impartida por el Dr. Miguel Ángel Martínez Espinosa, doctor en Educación por la Universidad de Alcalá de Henares España, además tiene una maestría en Educación por la misma universidad. Es licenciado en Derecho por el ITESO de Guadalajara. Ocupó el cargo de Secretario de Educación en el estado de Jalisco y fue Subsecretario de Educación Media Superior del gobierno federal.

El Dr. Martínez Espinosa comenzó señalando que el tema de la educación no está presente en la agenda pública, ni a nivel federal, ni estatal. Desde su perspectiva tampoco figura en la sociedad civil organizada. “No es un tema que esté en la agenda de preocupaciones de la comunidad, y para mí es el principio de una preocupación mayor”, señaló.

Una de las primeras consideraciones en su ponencia fue la relación entre educación y nivel de ingreso. Expuso datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH) del INEGI, en los que se muestra que hay una correlación directa entre ambos parámetros, y esto a su vez se correlaciona con desigualdad social.

“Las personas que a lo más que llegan es a tener primaria completa en promedio en el país tenían un ingreso mensual de nueve mil pesos en el 2018, y subió a poco más de diez mil en el 2020. Quienes por lo menos terminaron la primaria y cursan secundaria pero no la prepa, ganan cinco mil pesos más en promedio que los del estrato anterior. Pero ya los que terminan prepa ganan más del doble que los que no terminaron la primaria”, comentó el Dr. Martínez Espinosa. Añadió: “Si las familias están precarizadas en sus conocimientos, si no completaron su cuadro básico de educación, que ahora incluye el bachillerato, entonces sus ingresos serán precarios. Hay una correlación directa entre niveles educativos y niveles de ingresos. La brecha de educación entonces se corresponde con la brecha salarial, y ambas están correlacionadas con la desigualdad social”.

Otro dato de la ENIGH que llama la atención es la notoria diferencia en el salario de hombres y mujeres que han cursado primaria. En 2018 es casi del doble, y en 2020 se ve que los hombres ganan un 75% más que las mujeres. La diferencia es mucho más notoria en el estrato con estudios de posgrado.

Otra consideración importante es la forma de evaluar la educación. Expuso que una de las instancias que evaluaban el sistema educativo era el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). En su última publicación, que data de 2018, el INEE mostró que el número de alumnos de 14 años y más que estaban fuera de la escuela, empezaba a crecer significativamente en las personas que se supone debían terminar la preparatoria. “En este país aún antes de la pandemia alrededor del 60 por ciento de los jóvenes de 18 años no habrían de terminar la prepa. Y si me regreso a los datos del ENIGH (donde se compara nivel educativo relacionado con nivel de ingresos), a los que tienen preparatoria incompleta, quiere decir que el umbral de ingresos a que aspiran esas personas no va a pasar de veinte mil pesos mensuales en promedio. Este tema para mí constituye el indicador más dramático de todo el sistema educativo nacional”.

Y antes de la pandemia también había una manera de evaluar qué logran las personas en la escuela por ejemplo, la evaluación centrada en competencias. La prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, o PISA, por sus siglas en inglés) era la que hacía estas evaluaciones. Algunos de los datos que arrojó dicha prueba en 2018 (justo antes de la pandemia) son:

• Los estudiantes mexicanos obtuvieron un puntaje por debajo del promedio de la OCDE en lectura, matemáticas y ciencias.

• En México solo el 1% de los estudiantes obtuvo un desempeño en los niveles de competencia más altos (nivel 5 o 6) en al menos en un área promedio de las evaluadas por la OCDE. El promedio de la OCDE es del 16%.

• En México el nivel socioeconómico fue un fuerte predictor del rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias.

Una de las conclusiones globales a partir de esta prueba, según el Dr. Martínez, es que las desventajas son superables si el sistema educativo toma las acciones necesarias. “La ruta del desarrollo del país, la ruta de la superación de la pobreza y de la desigualdad desde este punto de vista, está asociada invariablemente a la mejora en los indicadores de educación”, comentó.

Las cosas han cambiado con la pandemia porque resulta que ahora no hay forma de medir qué está pasando en el sistema educativo en términos de permanencia escolar o del logro educativo. Se cancelaron las pruebas estandarizadas censales y se canceló también al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Entonces, señaló el experto, “es como estar manejando en una tormenta sin instrumentos, sin limpiaparabrisas, sin indicadores de ningún tipo”.

A pesar de lo anterior el INEGI hizo un esfuerzo y ya por dos años ha evaluado lo que ha sucedido con el sistema educativo nacional, sin embargo, Martínez comentó que sus evaluaciones pueden tener un sesgo pues son producto de una encuesta telefónica en un país donde un grupo de preocupación es justamente el que no tiene ni celular ni teléfono en su casa, y que muy probablemente estén fuera de la escuela.

La Encuesta para la Medición del Impacto del COVID-19 en la Educación del INEGI en su segunda edición, valoró el ciclo escolar 2019-2020 y arrojó datos preocupantes. De los estudiantes que abandonaron la escuela en dicho ciclo escolar, cerca de medio millón dicen haberla dejado por razón del COVID-19, y entre las causas del abandono escolar que exponen, mencionan:

28.8% perdió el contacto con sus maestros o no pudo hacer las tareas.

22.4% de ellos señala que alguien de la vivienda se quedó sin trabajo o se redujeron sus ingresos.

20.2% dice que la escuela cerró definitivamente.

17.7% señaló tener carencia de computadoras u otro dispositivo de conexión a internet.

16.6% menciona otros motivos.

15.4% considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje.

14.6% señala que el padre, madre o tutor no pudo estar al pendiente de él o ella.

El conferencista señaló que además preocupa que no se tienen datos sobre la calidad de los aprendizajes de los estudiantes que sí se quedaron en la escuela, y que no hay investigaciones oficiales en marcha, al menos que se sepa. Tampoco hay estudios diagnósticos de la situación de los alumnos, ni planes de contingencia para su recuperación, tanto para los que ya abandonaron la escuela, como para los que por las dificultades de acceso a la educación se han rezagado en los aprendizajes.

El experto señaló que a falta de elementos de información o de evaluaciones propias para intuir el estatus actual de la educación, se ve la necesidad de recurrir a instrumentos de evaluación usados en otros países, como es el estudio denominado McKinsey. El gobierno norteamericano pidió a los expertos de McKinsey hacer un análisis de lo que había pasado con los estudiantes de primaria y secundaria en las escuelas de los Estados Unidos durante el ciclo escolar 2020-2021.

Los resultados preliminares mostraron que en promedio los alumnos están cinco meses atrasados en matemáticas y cuatro meses atrás en lectura. Al respecto señaló el Dr. Martínez: “Y la pregunta para nosotros es ¿qué tanto atraso escolar tienen los estudiantes del sistema educativo nacional en promedio y cuáles son las medidas para corregir ese atraso?”. Otros datos del estudio McKinsey es que el ausentismo crónico para estudiantes de 8 a 12 años ha aumentado un 12%, y el 42% de los estudiantes que no solían faltar de manera habitual ahora ni siquiera asisten a clases según sus familiares. Los investigadores estiman que entre 617 000 y 1.2 millones de alumnos no volverán a las escuelas si no se hace un esfuerzo por incluirlos.

De todo lo expuesto, el ponente concluyó:

1. En general ni las autoridades locales y nacionales, ni la sociedad civil se han preocupado de atender los efectos de la pandemia en la educación. “Pareciera que basta con que las escuelas reabran sus puertas para que el sistema educativo nacional se recupere y no. Hay jóvenes que vamos a perder de manera irremediable porque decidieron abandonar la escuela y no tuvieron respuesta educativa durante la pandemia; hay aprendizajes que no se lograron en este tiempo”.

2. Necesidad de crear planes remediales. Eso supone saber dónde están los mayores desafíos. Sabemos que no se lograron muchos de los aprendizajes, pero desconocemos cuáles, cómo, dónde, en qué estudiantes, dónde están ubicados, cómo se estratifican según nivel socioeconómico y qué va a hacer el sistema educativo para remediar esta situación.

3. Atender a los desfavorecidos. Si esta situación hizo más grandes las brechas entre pobres y ricos, entre los que más saben y los que menos, hay que preguntarnos cómo vamos a atender a quienes tienen más desventajas. De otra manera van a ser adultos con ingresos muy pobres, en condiciones de enorme desventaja.

4. Colocar a los niños y a los jóvenes en el centro de las preocupaciones educativas del Estado, pero no solo entendido como el gobierno, sino como el conjunto de sociedad y gobierno. El logro educativo de los jóvenes debería ser la preocupación central del esfuerzo y la tarea educativa.

5. Hacer de la educación un tema de Estado, situando a los niños y a los jóvenes en el centro de las preocupaciones de todo. Esta realidad que vivimos implicaría la necesidad de tener mirada de país más allá de las diferencias. “Si un tema podría permitir superar las diferencias tendría que ser este. Preocupémonos de que todos logren lo que tienen que lograr, porque el costo de no hacerlo significa cancelar el futuro para muchos, y reducir la competitividad del país”.

Ante el panorama preocupante de la educación en México, no podemos dejar todo al gobierno. Involucrémonos en las acciones que las organizaciones de la sociedad civil emprenden en este tema. Si eres padre de familia, mantente enterado y participa en el consejo de padres de la escuela de tus hijos. Exijamos a nuestros legisladores interés y acciones puntuales. De ello depende la calidad de vida de nuestros niños y jóvenes en el futuro, y también el futuro de la economía y la sociedad de nuestro país.

ConParticipación

Fuente:

[1] Mesa de tesis: “La educación: su realidad después de la pandemia”. Puede verse la conferencia completa en: https://www.youtube.com/watch?v=k9iI5cV5wCE&t=574s