En la familia, ¿todo da igual? En artículos pasados te comentaba sobre la investigación realizada por el Dr. Fernando Pliego respecto a los diferentes tipos de familia que existen en la actualidad. Las reflexiones a las que hemos llegado con relación a dicho estudio hasta este momento son: la familia es lo más importante para las personas; hoy en día existen varios tipos o estructuras de familia que las vuelven más complejas; y las familias formadas por hombre y mujer que tienen hijos en común brindan mayores niveles de bienestar a sus miembros [1]. A continuación te contaré la siguiente conclusión de su análisis.

Como ya lo hemos dicho, el Dr. Pliego se basa en encuestas representativas y datos censales que dan la mayor objetividad a sus aseveraciones. Respaldado en ello, nos cuenta que el tipo de familia que genera mayor bienestar o no bienestar de la población es el formado por hombre y mujer [2].

En relación con la importancia demográfica (ya que son mayoría) y funcional de las parejas conformadas por hombre y mujer, el Dr. Pliego considera necesaria su protección mediante el matrimonio. Continúa diciendo que “los esfuerzos para extender la figura jurídica del matrimonio a las parejas del mismo sexo, obedecen a motivaciones meramente ideológicas y carecen de justificación racional, pues resultan de una notoria falta de información” [3]. Además, comenta que no hay semejanza ni demográfica ni funcional entre las parejas formadas por hombre y mujer y las formadas por personas del mismo sexo, por lo que no es posible asimilar la figura jurídica de matrimonio a las parejas del mismo sexo [4].

Como parte delas conclusiones de su estudio, el Dr. Pliego comenta lo siguiente:

“La mayor parte de los trabajos a los cuales tuvimos acceso mostró que la solidaridad de vida se presenta de manera más fácil y frecuente cuando conviven un hombre y una mujer en el matrimonio, en comparación con lo que ocurre en todos los demás estados civiles. También la encontramos en mayor medida cuando ambos padres se hacen cargo de sus hijos comunes. En todos estos casos, los beneficios aumentan de manera significativa; por lo mismo, cuando se analizan los indicadores de bienestar, éstos muestran un mejor comportamiento. Como resultado de los vínculos de solidaridad, el tiempo (recurso vital muy escaso) puede distribuirse de mejor manera entre los miembros de la pareja casada y en favor de los hijos comunes. Igualmente, las actividades de la vida cotidiana pueden organizarse de modo más eficiente y efectivo. Los recursos materiales se multiplican, y el acompañamiento tanto emocional como moral de la vida diaria es más estable y más constante. Ante los problemas y necesidades propios de la familia, hay más posibilidades de sobreponerse a ellos”.

“En el caso de los hijos, encontramos lo mismo: vivir en una familia encabezada por el papá y la mamá multiplica los beneficios recibidos; ello se debe a la solidaridad de vida de ambos padres, pues estabiliza los vínculos y aumenta los recursos disponibles para atender de mejor manera las necesidades diarias de índole emocional, educativa, económica, de salud física y mental, así como de los demás indicadores analizados. Esto se observa en sociedades democráticas de muy diferente tradición en materia de políticas públicas, como puede ser Noruega en comparación con otras como Canadá, Australia, Estados Unidos de América, Gran Bretaña y Japón; o bien, en los países económicamente desarrollados, en comparación con los de desarrollo medio y bajo, como son Brasil, México, Chile, Colombia y Perú. Desde luego, no es infrecuente que haya familias donde la relación de los padres biológicos con sus hijos ha sido profundamente dañina; sin embargo, tal situación ocurre en un porcentaje o proporción significativamente menor que lo sucedido a los niños pertenecientes a familias donde sus padres se han divorciado o separado, que viven con su mamá o papá solos, o bien han convivido con las nuevas parejas de sus padres (con padrastros, madrastras o novios)” [5].

Respecto a la investigación del Dr. Pliego, nos damos cuenta de que la familia formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer con sus propios hijos biológicos es la que da mayor bienestar a la población [6]. Esto no se trata de una moda pasajera, sino que lo dicen estudios serios basados en hechos imparciales. Por eso, con plena convicción, sigamos protegiendo los valores de la familia que surgen del matrimonio entre un hombre y una mujer que sostienen a sus propios hijos. ¡Cuidemos a nuestras familias!

ConParticipación

Fuentes:
[1] http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/lxiii/estrfam_bieninadu.pdf
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.
[6] Ibíd.