En nuestro blog anterior te hablamos de la entrevista que tuvimos con la Dra.  Sheila M. Garza, psiquiatra con subespecialidad en atención de niños y adolescentes. En esta charla hablamos sobre el tema de la depresión, de cómo poder identificar síntomas y un poco sobre el abordaje de este padecimiento. En este blog te compartimos la segunda parte del resumen de esa entrevista (puedes verla en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=MvdI4XJ0-EE).

Te platicábamos en el blog anterior que muchos niños y adolescentes son influenciados por todo lo que ven en redes sociales y en general en Internet. Por ejemplo, en lo relacionado a cómo deben vestirse, comportarse, a qué lugares ir, y hasta qué comida deberían comer. La Dra. Sheila comentó que si el niño o el adolescente no puede cumplir con ese “estándar” de moda, no puede evitar compararse y pensar:  “Yo no soy así, yo no me veo así, yo no tengo esa piel, no tengo esa estatura, no tengo ese cuerpo”. Sin embargo ellos por su inmadurez no se dan cuenta de que muchas veces esas imágenes tienen filtros, o las personas que salen en ellas ya pasaron por el cirujano plástico, o que las cosas que aparecen son rentadas, por tanto, son imágenes que no son reales.

Agregó que entonces el menor comienza a sentirse mal:  “Va creciendo con un sentido de ser inadecuado, de no alcanzar lo que los demás esperan o quieren de él y eso, por supuesto, va afectando su desarrollo, su estado de ánimo y el contenido de su pensamiento”. Esto lleva a los jóvenes a cuestionarse cuál es el sentido de estar en esta vida, quién pudiera  fijarse en ellos o quién los va a querer si no cumplen con los estándares que marca la cultura. Mucho de esto les trae trastornos en el estado de ánimo, llámese ansiedad o depresión. “La prevalencia de estos desórdenes va en aumento”, indicó la experta. 

La Dra. Garza señaló que en su experiencia de aproximadamente 20 años en atención de niños y adolescentes, hoy su consulta se ha triplicado y muchos de los casos tienen que ver con este malestar emocional que se genera a raíz de no alcanzar los estándares impuestos por la cultura. Lo mismo ha ocurrido con el caso de otros especialistas como dermatólogos y cirujanos plásticos, a quienes se les ha incrementado bastante su consulta por la misma razón. Lamentablemente, expresa la experta, “los adultos estamos promoviendo esto, por la inquietud de que nuestros hijos no se queden atrás en comparación con el resto de sus compañeros”. Agregó que al buscar cita con las mamás para atender a los jóvenes, batallan para encontrar un espacio en la agenda de los hijos debido a que los tienen saturados con clases de natación, karate, clase de oratoria, etc. Ante esto comentó: “No hay que llenarle la agenda al niño porque luego no tiene tiempo de ser niño: de jugar, de salir al parque con sus amigos, de andar en la bicicleta. Los adultos también necesitamos un estirón de orejas en cuanto a cómo estamos contribuyendo a que nuestros niños y adolescentes crezcan o se desarrollen con estos sentimientos de ser inadecuados o de no ir al mismo ritmo que los demás”.

Sobre qué es lo que debemos observar en los menores para evitar llegar a situaciones de gravedad, la experta señaló: “En la primera infancia tenemos que permitir que el niño se frustre, o sea que a veces hay que dejar que las cosas no le salgan como él planeó, y no manipular todo a su alrededor para que el niño se sienta siempre el triunfador, el que las puede todas. Hay que permitirles a los niños sentirse mal cuando las cosas no le salgan bien y, en la superación de ese malestar, el niño vaya aprendiendo a tolerar que no siempre se gana, que no siempre se puede salir con la suya porque luego llegan a la adolescencia con muy muy poca tolerancia a la frustración”. También comentó que no se nace sabiendo cómo ser padre o madre. Los padres necesitan también de la consejería en el tema de la crianza.

Entonces, la depresión infantil existe, y ante esto, ¿qué es lo que habría que observar? La experta comentó que hay que estar atentos y fijarse si un niño o adolescente manifiesta  ciertos cambios, ciertos datos clínicos de alarma, que son las llamadas red flags (alertas rojas). Estas tienen que ver principalmente con el nivel del funcionamiento que el paciente está evidenciando, en otras palabras, hay un comportamiento que es de cierta forma antes, y en algún momento se presenta otro diferente después. Por ejemplo, si al niño le iba muy bien académicamente, le encantaba salir al parque, cantaba una canción al bañarse, se reía, y luego todo esto lo deja de hacer, o deja de disfrutar lo que antes hacía, esas son alertas rojas. Si académicamente exhibe un deterioro, se está aislando, ya no quiere salir, llora, hace dibujos con armas blancas, con armas de fuego, con gente sangrando o muriendo, todas estas son señales de alarma que deben de mover a los padres para llevar a los niños o adolescentes con un especialista en salud mental, sea un psicólogo o un psiquiatra.

“Los especialistas en salud mental contamos con ciertas herramientas; aparte de la sensibilidad clínica y de la experiencia clínica hay algunas escalas de las que nos podemos apoyar, escalas crimino métricas que fueron diseñadas para evaluar el riesgo de suicidio. Existe una especialidad dentro del campo de la salud mental que es la suicidología, estos especialistas se dedican exclusivamente a evaluar a pacientes con ideación suicida, con riesgo suicida o con intentos suicidas previos”, indicó la experta. Agregó que todos los ya mencionados son algunos de los datos de alarma que se pueden englobar en que el individuo presenta una disminución en su funcionalidad cotidiana.

La doctora Sheila también dijo que hay un grupo de personas que no manifiestan nada de lo antes mencionado. Aparentemente están bien y no se les conocen problemas en casa, ríen, estudian y de repente se suicidan. Y por más autopsias psicológicas que se revisan para saber qué pudo haber salido mal, no se encuentra algo A veces las personas jóvenes tienen relaciones románticas o de noviazgo a espaldas de sus padres y eso pudo haber influido, o algún problema laboral que no haya salido a la luz.  “A veces muchos chicos callan el bullying, por ejemplo, están sufriendo acoso escolar y no se lo cuentan a nadie, entonces los padres o los maestros no se dieron por enterados”. Ante esto, la Dra. Garza recomienda:

  • Tener mucha comunicación entre los miembros de la familia.
  • Estar siempre al pendiente del más mínimo cambio que se observe, como por ejemplo la pérdida de interés sobre todo en actividades o en proyectos en los que el menor mostraba mucho interés y entusiasmo, y de repente eso desaparece.

Por otro lado, ¿cómo podemos identificar que hay o riesgo, o que el joven empieza a tener relación con sustancias como tabaco, alcohol o marihuana? La experta expresó: “Todas estas sustancias, las legales y las ilegales, infieren en el funcionamiento cerebral. Hacen cambios a nivel de las funciones cerebrales cognitivas o afectivas, entonces afectan al individuo de esa manera produciendo cambios en su comportamiento, en su pensamiento y en su estado de ánimo. De hecho no es de extrañarse que muchas personas que cometen suicidio puedan estar bajo el influjo de alguna sustancia. Cuando se indaga qué fue lo que pasó, ha sucedido que el joven estaba alcoholizado o drogado porque el alcohol y la marihuana son depresores del sistema nervioso central. Entonces si el individuo ya estaba deprimido, ya estaba triste por alguna situación, y además consumió alguna sustancia de ese tipo,  se potencia el malestar emocional y por lo tanto la ideación suicida y los intentos de suicidio”. 

Asimismo señaló que muchos adolescentes ya utilizan aparatos como los vapeadores y que en estos casos “son adolescentes y niños que apenas su cerebro está formando las conexiones necesarias para desarrollarse, y este proceso ya está siendo interferido por sustancias”. Puntualizó que sí está muy relacionado el uso de sustancias a la ideación suicida y a los intentos de suicidio y por eso es importante la prevención de las adicciones.

Para finalizar, la experta indicó que es necesario transmitirles el amor a los hijos. “Es muy importante siempre transmitir un mensaje de amor, que detrás de cada regla que damos o tenemos, se demuestre la intención de amar, de cuidar y de proteger para que los niños se sepan amados. Que cada cosa que los padres hagan por sus hijos, tenga un tinte de amor”, indicó la experta. Los hijos tienen que experimentar amor, no represión, pero un amor que busca el bien de la persona, así es como hay que transmitírselo.

Si tienes alguna pregunta, quieres profundizar o consultar a la Dra. Garza, puedes contactarla al correo electrónico: [email protected]

Fuente:
“Depresión: herramientas para intervención y apoyo”, entrevista a la Dra. Sheila M. Garza, 22 de mayo de 2023, en: https://www.youtube.com/watch?v=MvdI4XJ0-EE