El uso de la tecnología ya es parte de nuestra vida cotidiana. Tenemos acceso a ella en el trabajo, en el hogar y en muchos otros contextos; la utilizamos para temas que van desde la educación, la diversión, para estar informados, para comprar artículos, su uso es múltiple. Es un recurso que día tras día avanza y se actualiza rápidamente. Ya hemos visto que podemos obtener grandes beneficios de la tecnología, pero también que implica riesgos, dependiendo del uso que se le dé.
Recordarás que con la pandemia el uso de la tecnología fue pieza clave para mantenernos en comunicación, trabajar desde casa, así como facilitar la continuidad del aprendizaje de niños y jóvenes en materia educativa. Sin embargo, la ventaja de que los menores de edad usaran Internet para estudiar, se convirtió al mismo tiempo en una desventaja e incluso en una amenaza. El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) de España hizo un estudio cuyo objetivo era conocer la percepción que la ciudadanía española tenía de los posibles beneficios y amenazas que implica el uso de la tecnología digital, sus riesgos y su impacto en la salud mental. El estudio, titulado “Beneficios y riesgos del uso de Internet y las redes sociales”, incluye la variable del uso de las redes sociales y sus implicaciones. Se encuestó a 800 internautas —usuarios de Internet en los últimos 3 meses— mayores de 15 años. Los resultados fueron publicados en febrero de 2022.
Según el estudio citado, la aparición de adicciones es uno de los riesgos por el uso inadecuado de las nuevas tecnologías que afectarían a menores de 25 años. Otros riesgos serían la pérdida de noción del tiempo, la mala calidad del sueño, la pérdida de habilidades sociales, y el daño a las capacidades mentales [1].
Aunado a lo anterior, se encuentra el tema del acceso a las redes sociales y el ciberacoso, del cual son víctimas particularmente menores de 16 años. Según el estudio del ONTSI la frecuencia y el tiempo que los usuarios pasan en las redes sociales podría potenciar los efectos negativos de su uso. Entre los encuestados, un 71.6% considera que es preocupante el impacto del mal uso de las tecnologías [2]. En otras publicaciones la ONTSI señala que el uso de las computadoras entre los menores de edad en España está en alrededor de un 92% y el uso de Internet en poco más del 95% [3]. En relación con este dato, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) español ha reportado que siete de cada diez niños entre 10 y 15 años posee un teléfono celular [4].
Si como ya hemos visto los menores tienen un gran acceso a los medios electrónicos y de comunicación, el riesgo que enfrentan de encontrar contenidos perjudiciales es grave, sobre todo contenido pornográfico. Benjamín Ballesteros, director de programas de Fundación ANAR, organización española enfocada a ayudar a niños y adolescentes en riesgo y desamparo, expresa que: “El uso de la pornografía en edades tempranas en las que el/la menor está en pleno proceso de desarrollo, puede ser altamente perjudicial para él/ella, pudiendo generar adicción e impedir que en su vida adulta tenga relaciones sexuales sanas. Además, influye en el concepto machista sobre la mujer como objeto de uso para satisfacción del hombre” [5].
Con respecto a este tema expertos que participaron en el Foro Enfoques del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), en España, confirman las graves consecuencias que trae a los menores de edad el consumo de pornografía por Internet, ya que está cargada de “actitudes violentas, adicción al sexo, cosificación de la mujer o depresión”. Agregan que es lamentable que el principal medio de conocer la sexualidad para muchos jóvenes sea la pornografía [6]. El presidente de la CAA, Antonio Checa, subraya que existe un acceso “fácil y gratuito” a la pornografía, y que además los padres son muchas veces incapaces de detectar y evitar que sus hijos la consuman, e incluso, fingen no saber que lo hacen para evitar reconocer que los menores tienen un problema. Los expertos advierten que tras analizar 45 páginas web, solo 5, es decir el 11%, tienen algún sistema que verifica la edad de los visitantes, pero esto solo consiste en contestar con “sí” o “no” a la pregunta de si el visitante es mayor de edad [7]. Como se observa, esto prácticamente no sirve de nada y los menores están en un serio riesgo de acceder fácilmente a contenido pornográfico.
Por su parte Antonio Delgado, neuropsicólogo forense y director del Instituto Hispalense de Psicología, subraya que los padres de familia tienen un “desconocimiento total” de qué páginas de Internet visitan sus hijos, lo cual pone el foco en la necesidad de que los padres supervisen periódicamente lo que sus hijos ven en la red. Son alarmantes algunos datos que plantea este experto, por ejemplo, señala que las visualizaciones de contenidos pornográficos son mayores que las de Netflix, Amazon y Twitter juntas. Otro dato preocupante es que de esas visualizaciones el 77% se hace a través del celular [8]. Como vemos, el que los menores tengan al alcance de la mano computadoras, tablets, celulares o cualquier otro dispositivo con acceso a Internet, eleva de forma importante la probabilidad de que los niños puedan encontrarse con contenidos no aptos para ellos.
Aún existen más efectos del consumo de pornografía en menores. Sonsoles Vidal, abogada especialista en delincuencia juvenil, afirma que la pornografía “incita a comportamientos violentos, a ejercer la violencia y, además, a normalizarla”. Agrega que en los 20 años que tiene de ejercer su carrera como abogada, el 100 por ciento de los varones que ha atendido por delitos contra la libertad sexual, consumían pornografía [9].
Como ves es un tema muy amplio, y vamos a continuar hablando de esto en nuestro próximo blog. Pero antes de terminar hagamos una reflexión. Aquellos que son padres de familia tienen una gran responsabilidad de cuidar lo que sus hijos están viendo en las redes sociales e Internet. ¿Ustedes le abrirían la puerta de su propia casa a un extraño? Eso hacen cuando permiten que sus hijos usen las nuevas tecnologías sin supervisión. Existen programas que ayudan a bloquear ciertos sitios con contenido peligroso o sospechoso. Aunque algunos de ellos son de paga, vale la pena invertir un poco con el fin de evitar que sus hijos puedan encontrarse con imágenes que pueden quedar grabadas en sus mentes y generar traumas, o peor aún, iniciarles en la adicción a la pornografía. Pero además de esto, el diálogo y la supervisión cercana son muy importantes, crear un puente de confianza para que sus hijos puedan compartirles si algo que están viendo los perturba. Vale la pena el esfuerzo por proteger a sus hijos de personas ajenas y de contenidos que puedan dañarlos.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.
[7] Ibíd.
[8] Ibíd.
[9] Ibíd.