Como te comentamos en un artículo anterior, el pasado 20 de enero de 2021 Joe Biden tomó protesta como el cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos. En su discurso inaugural el nuevo mandatario hizo un llamado a la unidad: “Toda mi alma está en unir a Estados Unidos, a nuestro pueblo, a nuestra nación. La unidad es el camino para avanzar” [1]. También pidió una oración por las víctimas de la pandemia. Culminó su discurso haciendo énfasis en que defendería la Constitución y la democracia.
¿Qué representa para el mundo un cambio de presidente en Estados Unidos? ¿Por qué se habla tanto de esto? ¿Por qué hay tanto debate o especulaciones sobre las posibles acciones de Biden en el transcurso de su gobierno? Vamos a explicar un poco qué importancia tiene todo esto para la política mundial y para México.
Estados Unidos es el país más poderoso del mundo y la influencia de sus decisiones sobre el resto de las naciones en los diferentes ámbitos es innegable. Uno de los principales indicadores que definen el poder de un país es la grandeza de su fuerza militar.
Global Firepower (GFP) es una referencia que se basa en datos muy precisos para proporcionar una visualización analítica de las más grandes potencias militares del mundo. Concretamente se refiere a la capacidad potencial de los países de hacer una guerra. Su índice de puntuación se llama “PowerIndex” (‘PwrIndx’). Los resultados que arroja incluyen elementos militares relacionados con la mano de obra, recursos naturales, fuerzas terrestres, fuerzas navales, finanzas, logística y geografía. Para el 2021, Estados Unidos ocupa el puesto número 1 de 138 de los países considerados para la revisión anual de GFP, es decir, Estados Unidos es el país más poderoso militarmente hablando [2].
Además del poder miliar, el poder económico de Estados Unidos es enorme y a pesar de la contingencia que estamos viviendo, su economía se ha elevado en el último trimestre de 2020 [3]. De hecho, The Economist considera que a pesar de la recesión que experimenta, la economía de este país será probablemente la que tenga mejores resultados del G-7 en el periodo 2017-2019 [4]. Todo este poder lo ha usado entre otros objetivos, para inversiones en el extranjero, y apoyo económico a otras naciones. Pero esto puede implicar que Estados Unidos imponga ciertas condiciones para que los países puedan tener acceso a ese apoyo.
Estados Unidos proporciona esta ayuda mediante la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) [5], la cual organiza la asistencia económica y humanitaria en el mundo. En México, uno de los objetivos de la USAID es fortalecer los derechos humanos [6]. De modo que la ayuda que Estados Unidos proporciona a México lo podría poner en posición de “definir” cuáles son los derechos humanos que desea impulsar en nuestro país. Con una vicepresidenta a favor del aborto, Estados Unidos podría poner como prioridad la imposición de los mal llamados “derechos reproductivos” que involucran el aborto.
La difusión del aborto también podría realizarse en nuestro país con dinero de la nación americana si Biden levanta el veto a la “Política de la Ciudad de México”, que prohíbe el uso de fondos federales de Estados Unidos en el exterior para la promoción del aborto [7]. Esta política ya había sido cancelada por Trump, pero se prevé que Biden pueda reinstaurarla. Esto no sería extraño si consideramos, como ya señalamos en otro artículo, que la tendencia de Biden en su política podría estar orientada a hacer exactamente lo contrario de lo que hizo la administración de Trump.
De hecho, ya empezamos a ver algo de esto. En su primer día de gobierno Biden emitió 17 órdenes ejecutivas o decretos con los cuales dio marcha atrás a varias políticas establecidas por Trump [8].
Es importante hacer mención de la “Orden ejecutiva para prevenir y combatir la discriminación por motivos de identidad de género u orientación sexual”. Esta señala que ninguna persona puede ser discriminada o degradada por razón de con quiénes vive o porque no se vista de acuerdo a los “estereotipos basados en el sexo” [9]. Esto último implica que no se debería discriminar o despedir de un trabajo, por ejemplo, a un hombre que se sienta mujer y se vista como tal.
En teoría podría pensarse que esto es algo “bueno”. Es verdad que no se debe discriminar a nadie por cómo se ve. Pero esto tiene implicaciones. La activista británica Allison Bailey, lesbiana y de raza negra, cuestionó la decisión de esta orden ejecutiva, pues afecta directamente a las mujeres. Ella comenta en un hilo de tweets: “Las niñas deben poder acceder a los baños y vestuarios sin la presencia de hombres”. “La prohibición de la discriminación en el empleo, la vivienda y la atención médica es bienvenida. Abrir los deportes, los baños y los vestuarios de mujeres y niñas a hombres que se identifican a sí mismos como mujeres para mantenerse en su ‘identidad de género’, no lo es. Es una regresión profunda” [10]. Habrá que seguir observando qué decisiones toma Biden en este tema y cuál es la reacción de las mujeres. Sobre todo, sería interesante saber qué opinan las familias. Es probable que a muchos padres de familia no les agrade la idea de que sus hijas se metan a un baño público y se encuentren con un hombre que dice ser mujer.
Como vemos es importante dar seguimiento a las decisiones que tome el presidente Biden, particularmente en lo que se refiere a las relacionadas con la dignidad humana –particularmente el derecho a la vida–, el bienestar de la familia y el desarrollo de la sociedad. Tarde o temprano algunas de estas decisiones podrían impactar en las políticas de nuestro país. Nuestro papel como defensores de los valores fundamentales es seguir trabajando a favor de ellos y educar a nuestros hijos en esos valores.
ConParticipación
Fuentes:
https://www.globalfirepower.com/countries-listing.asp
[6] https://www.usaid.gov/es/mexico
[8] https://www.milenio.com/internacional/estados-unidos/biden-borra-legado-de-trump-en-horas
[10] https://twitter.com/BluskyeAllison/status/1352142479999590400
