La comunicación es un proceso necesario para desenvolvernos en la sociedad. Con el paso de los años los medios para comunicarnos han cambiado radicalmente, sobre todo con el avance de la tecnología, y hemos tenido que adaptarnos a estos cambios. Sin embargo, también hay otro factor que hoy es importante considerar en este proceso: la relación emisor-receptor. En nuestro mundo actual nos relacionamos con personas de diferentes culturas, antecedentes, niveles sociales y edades. Por ello es esencial primero conocer al receptor al que deseamos transmitir un cierto mensaje. ¿Cómo vamos a lograr que esa persona capte lo que quiero comunicarle si la forma en que lo hago es incomprensible para ella? Esto se vuelve especialmente importante cuando intentamos comunicarnos entre distintos grupos de edades o generaciones.

Hoy muchas personas y grupos tenemos una inquietud muy grande porque deseamos transmitir a las siguientes generaciones los valores que consideramos son fundamentales para tener una sociedad más humana y enfocada hacia el bien común. Sin embargo, muchas veces no sabemos cómo hacerlo, o empleamos formas que son obsoletas o ineficientes. Para conocer más sobre el tema, la Arquidiócesis de Monterrey organizó un evento, coordinado por ConParticipación, en el que invitó a un experto, el Psicólogo Óscar Rivas. Él es psicotraumatólogo egresado del programa de estudios de posgrado en Estrés Traumático del Trauma Research Center. Ha trabajado con doce DIF Estatales y es colaborador activo con distintas Procuradurías de Niñas, Niños y Adolescentes de varios estados del país. Es director del Newman Institute, institución académica que se dedica a la capacitación y especialización de profesionales de la salud mental, a implementar modelos terapéuticos basados en la evidencia e investigación en trauma psicológico. A su vez, es entrenador, conferencista y supervisor. 

Óscar nos dirigió una conferencia titulada “Nuevas vías para la comunicación con los jóvenes” [1]. Inició mencionando que para él ha sido una vocación abrir caminos para ayudar en el tema de la comunicación desde hace 10 años. Entre las organizaciones para las cuales ha trabajado en este tema está la Iglesia católica. Así que un día se planteó el cuestionamiento sobre quién estaba atrayendo nuevos jóvenes a la Iglesia. “Específicamente atraer jóvenes alejados de la Iglesia, crear una metodología, una forma, una manera para que cuando se lance el dardo llegue a ese blanco, de lo que justo queremos comunicar”, expuso. Es así como se enfocó en ese trabajo y generó un estudio de casi diez años para ayudar a los grupos, a las universidades, a las organizaciones que quieran implementar cambios. Agregó que es necesario “darnos cuenta de que en algún punto lo que estamos haciendo ya no es tan efectivo como antes se hacía”. Y esto puede aplicar tanto a la transmisión de valores como la fe, como a otro tipo de valores o principios fundamentales de la sociedad. 

¿Cómo podemos encontrar nuevas maneras de comunicar o de alcanzar a estas nuevas generaciones?

El experto señaló que para responder a lo anterior es necesario entenderlo desde una perspectiva  sociodemográfica. Se requiere “entender que este cambio generacional ha traído un cambio en la cultura. Se requiere conocer qué es valioso para las nuevas generaciones”. Indicó que ahora existen principalmente tres generaciones dominantes: 

  • La Generación “X”, a la que pertenecen quienes nacieron de 1965 a 1980.
  • La Generación “Millennial”, quienes nacieron entre 1981 y 1996. 
  • La Generación “Z”, a la que pertenecen los que nacieron entre 1997 y 2012. Esta es en realidad hoy la generación de los jóvenes, pues el más pequeño tiene ahora entre 11 y 10 años, y abarca hasta los que tienen hoy 25 años.
  • La Generación “Alpha” (de los que nacieron entre 2013 y 2020) es la nueva generación que va a surgir y que tendría un corte debido a la pandemia. En esta se encuentran actualmente los niños.
  • Hay otras generaciones, como los Babyboomers, que nacieron entre 1946 y 1964. También existe una generación más, la de los Constructores, a la que pertenecen ya muy pocos, ya que estos tienen alrededor de 90 años.

Rivas mencionó que hay una forma en la que cada generación comunica y recibe la información, la cultura, e hizo notar que lo que funcionaba para una generación, para otra ya no. Algunas generaciones comenzaron a ser impactadas por eventos a nivel mundial como la Segunda Guerra Mundial, o la Revolución sexual. En los 70, por ejemplo, ante corrientes de pensamiento que señalaban que Dios “había muerto”, empezó a darse en la sociedad y en la cultura una gran búsqueda de la verdad, y con esa influencia creció la Generación X. De modo que, según Rivas, la Iglesia se empezó a enfrentar con ese gran reto: cómo transmitir la fe a esa nueva generación ante el contexto cultural tan adverso.

Un aspecto que enfatiza Óscar es que a partir de la generación Millennial surge el comienzo de la era digital. “Esta generación fue la última que todavía podía entender el mundo antes y después de la era digital” indicó. Y aquí empezó a surgir un problema: los métodos para transmitir la fe a esta generación Millennial dejaron de ser efectivos. Si trasladamos esto a otros temas diferentes de la fe, por ejemplo, a valores, sucede exactamente lo mismo. 

Por ejemplo, comentó el experto: “Si a mi abuelita yo le preguntara, ‘¿cuál es su más grande logro en la vida?’, mi abuelita me hubiera dicho: ‘Hijo, el más grande logro en mi vida es mi familia y mi casa’. Y entonces mi abuela le dice a mis papás: ‘Hijos, cuando ustedes crezcan tienen que estudiar. Prepárense para que tengan una familia y su casa’.  Pero para mis papás no. El más grande valor para la generación de mis papás fue el retiro”. Tener un trabajo estable que a la larga pudiera darte un buen retiro era la meta y el gran valor generacional, comentó Rivas. 

Explicó que, por ejemplo, en el contexto mexicano la Generación X es la que más ha logrado estudios académicos: “En muchas familias alguien de la generación X fue el primero que estudió una maestría, en algunos casos hasta doctorados”. Señaló que a esa generación pertenecen los llamados “workaholics”, es decir, aquellos para los que el trabajo y la carrera eran valores fundamentales, que estaban acostumbrados a trabajar 16 a 18 horas, aunque también la familia era importante. 

Pues bien, los de la Generación X tuvieron hijos, que son los Millennials, pero la forma en que ellos pensaban cambió radicalmente. Si bien sus padres les decían  que estudiaran, que se casaran, que tuvieran una familia y pensaran en su retiro, los Millennials fueron los primeros en decir: “Yo no voy a pasarme 20 o 30 años trabajando en una sola empresa para retirarme”. Allí empezó un cambio social importante, desde el punto de vista de Óscar, porque las empresas se empezaron a enfrentar a realidades como que los Millennials no duraban más de cinco años en los trabajos. Para ellos el sentido de logro se realizaría al alcanzar la denominada independencia financiera, y hasta entonces, se sentirían con la seguridad suficiente para casarse y formar una familia. Desafortunadamente muchos no han logrado tener esa independencia financiera y lo que ha ocurrido es que o no se casan o retrasan el matrimonio, y de ahí viene en parte el declive del número de matrimonios en la sociedad. 

Lo que se observa entonces es que para cada generación hay ciertos valores y objetivos importantes, y que no necesariamente lo que para una generación era fundamental, lo es para la siguiente. El experto expuso lo anterior en un esquema: 

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Conocer la información anterior nos ayuda a toda la sociedad para que encontremos formas de comunicarnos de manera más eficiente con las nuevas generaciones. De esto continuaremos hablando en la segunda parte de este blog.  

ConParticipación

Fuente:

[1] Mesa de tesis “Nuevas vías para la comunicación con los jóvenes”, evento de la Arquidiócesis de Monterrey, coordinado por ConParticipación, 17 de octubre de 2022. En: https://www.youtube.com/watch?v=iXiqulte_qE