Cheryl Lynn Allen, ex jueza del Tribunal Superior de Pensilvania y ahora miembro del Instituto de la Familia de esa entidad, exigió se investigue a la Universidad de Pittsburgh, su alma máter, al darse a conocer que presumiblemente en esa universidad se ha experimentado con partes de cuerpos de bebés abortados. Cabe mencionar que la universidad está financiada con fondos públicos. Cheryl Lynn Allen comentó: «Me uno a tantos ciudadanos de Pensilvania en una respuesta colectiva de horror ante estos recientes informes». Según se informó la Universidad de Pittsburgh extrajo órganos de los bebés abortados “mientras aún estaban vivos” [1].
En la ciencia también existen límites éticos que no deben sobrepasarse. El experimentar con partes de hijos e hijas abortados atenta contra la dignidad del ser humano en aras de convertir en negocio este tipo de experimentación. Desde el momento mismo de la fecundación ya existe un nuevo ser humano que merece respeto por su vida.
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