Desde el pasado 28 de abril en Colombia se produjo un paro nacional con motivo de rechazar una iniciativa de reforma fiscal, sin embargo, aún cuando se retiró la reforma, se mantuvieron las protestas. El 10 de mayo hubo una reunión entre el gobierno y el Comité Nacional del Paro (CNP) para negociar el fin de los enfrentamientos violentos y el bloqueo de carreteras, sin embargo, las partes no llegaron a ningún acuerdo.
Entre los motivos del paro se señalaron la violencia policial, la desigualdad social y las mejoras en la salud y educación. Por otro lado, tanto la Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana del mismo tema han manifestado su preocupación respecto a un tiroteo que se dio contra indígenas que participaban en una marcha conocida como Minga [1].
Es lamentable que el estado de derecho que debiera buscarse en Colombia se vea afectado por la falta de consenso entre el gobierno y los ciudadanos, y haya provocado un paro nacional y manifestaciones violentas. Es importante que tanto autoridades como el pueblo mantengan un esfuerzo sostenido con apoyo de la cultura de la legalidad para solucionar los conflictos y desacuerdos existentes sin violencia, por ninguna de las partes. Se debe evitar la manipulación de una causa justa para acciones injustas, sea de vandalismo como de excesos de la autoridad.
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