Aunque en 2020 se redujo la tasa general de delitos en México por más de un 10%, los delitos sexuales muestran la cifra más alta desde los registros disponibles de 1997. Un ejemplo de lo anterior se da en Nezahualcóyotl, Estado de México, donde la mayoría de los delitos han disminuido durante la pandemia, a excepción de las violaciones sexuales, las cuales se han incrementado, señaló Jorge Amador, director de Seguridad Pública de Neza.
Amador agregó que “prácticamente todas las violaciones que registramos durante la pandemia tuvieron lugar dentro del hogar y fueron cometidas por algún miembro del núcleo familiar”. Por su parte Samantha Baéz, directora de Casa Gaviota, organización que apoya a las mujeres víctimas de violencia, comentó que estos delitos de violación son “una segunda pandemia, una que no quiere ver nadie, que la quiere tapar el sistema” [1].
La familia es en donde las personas deberían tener un espacio seguro, sin embargo, durante la pandemia se ha visto que lamentablemente en ese ámbito se ha incrementado la violencia. Se deben priorizar las políticas que atiendan las necesidades y problemas que afectan a las familias, especialmente a las más vulnerables. La violencia familiar -de tipo sexual o de otro tipo- debe ser atendida.
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