La importante revista inglesa The Economist dedicó un amplio reportaje para describir las presiones que numerosos catedráticos universitarios han sufrido por no doblegarse ante la ideología de género. Numerosos científicos y expertos de diversas disciplinas han sufrido acoso, sanciones o censura a causa de su honestidad intelectual ante esta ideología que rompe los patrones de la sexualidad humana. La revista expone lo que pareciera una resistencia de parte de quienes no aceptan la ideología de género. Se menciona el caso de la profesora Jo Phoenix, profesora de criminología de la Universidad Abierta de Gran Bretaña, quien fuera a dar una charla sobre la presencia de “mujeres transgénero” (hombres que se sienten mujeres) en las cárceles de mujeres, lo cual ocasionó que estudiantes se manifestaran diciendo que era “transfóbica” dispuesta a realizar un “discurso de odio” [1].
Es notable que una revista tan prestigiada dedique un reportaje a reconocer los daños de la ideología de género, y que se comience a dar a conocer cómo grupos de académicos ponen freno a sus imposiciones.
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