La congresista demócrata Cori Bush contó en una entrevista que a sus 19 años, al momento de someterse a un segundo aborto, se arrepintió y pidió detenerse a la enfermera que la atendía en el centro abortista, pero ella simplemente dijo «no» y continuó con el procedimiento [1].

Cori Bush compartió que dentro de la sala, momentos antes de cometer el aborto, empezó a dudar sobre lo que estaba por suceder pues incluso el padre de su hijo no sabía que ella se encontraba en esa situación, y le mencionó a la enfermera no estar lista, pero ella simplemente la ignoró. El staff médico continuó alistando todo para el procedimiento y se limitaron diciendo «calma, todo va a estar bien» [2].

Bush señaló que en ese momento no entendía que “ella tenía una voz”, es decir, que podía expresar su sentir y su decisión, sin embargo, las enfermeras la invalidaron, la hicieron sentir como si no supiera qué era lo mejor para ella, desecharon su voz e intenciones y decidieron por ella. La congresista es una mujer de descendencia afroamericana y expresó en la entrevista que desde su perspectiva el hecho de ser de color y joven fueron factores decisivos para que las enfermeras ignoraran su petición de no realizar el aborto [3].

Este hecho nos recuerda que el aborto no es una práctica de salud para la mujer, sino al contrario, la daña física y psicolólgicamente. Es grave que el personal médico haya ignorado el deseo de Bush de no abortar, y haya continuado con el procedimiento. Este hecho también muestra que el aborto afecta principalmente a la población de color en EE. UU. y es sorprendente que ante la sensibilidad acerca del racismo en ese país, no se alce la voz para denunciar los efectos del aborto entre ese grupo de población.

ConParticipación

Fuentes: 

[1] https://www.lifesitenews.com/news/democrat-congresswoman-recalls-forced-abortion-says-nurse-ignored-her-requests-to-stop/?utm_source=featured-news&utm_campaign=usa

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.