En Kabul y Badakhshan, Afganistán, docenas de mujeres protestaron para manifestar su desacuerdo en que el gobierno provisional talibán esté formado exclusivamente por varones. Las manifestantes indicaron que no aceptarán un gobierno sin ministras. Según se informó, algunas mujeres fueron golpeadas antes de que se dispersaran las protestas; también algunos periodistas, quienes además fueron detenidos. En otra manifestación en Herat, tres personas murieron. El gobierno de Estados Unidos comentó que el grupo islamista había incumplido las promesas de que su gobierno sería «inclusivo y representativo», y a su vez manifestaron la preocupación de que en el gobierno talibán interino haya integrantes que estén vinculados a ataques contra las fuerzas estadounidenses. Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU., expresó que el gobierno de los talibanes «ciertamente no supera la prueba de la inclusión, e involucra a personas que tienen antecedentes muy desafiantes» [1].
Es alarmante lo que sucede en Afganistán, cuyo gobierno vulnera y discrimina abiertamente los derechos humanos fundamentales, particularmente los derechos de las mujeres. Es importante que los países muestren su solidaridad con acciones concretas para apoyar a las mujeres y personas vulnerables que habitan en ese país.
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