En los últimos años las personas que se autoperciben como transgénero con frecuencia han sido el foco del debate social por tomar lugares que les corresponden a las mujeres. Esto ocurre en el ámbito político, educativo, legislativo e incluso, en ciertos espacios físicos —como la cárcel o los baños públicos—, con el argumento del respeto a su identidad transgénero, y la amenaza de acciones legales a quien confronte dicha postura. 

Antes de contextualizar este hecho social, las amenazas de esta postura y los errores de fondo y forma que implica, es básico que definamos los términos.  ¿A qué nos referimos con “transgénero”? y por obvio que parezca, ¿a qué nos referimos con mujer? 

Con el término “transgénero” hacemos referencia a alguien (hombre o mujer) que se autopercibe del sexo opuesto. En ocasiones estas personas se someten a tratamientos hormonales o también cirugías como faloplastias, vaginoplastias o mastectomías en el afán de “cambiar de sexo”, aunque en realidad, sabemos que quien nace con un sexo determinado, permanece con el mismo sexo toda su vida, sus células no dejan de ser de hombre o de mujer, aunque se mutile o modifique los órganos sexuales.
Otras veces solamente usan ciertos implementos para que su cuerpo se asemeje al del sexo opuesto: fajas de pecho, implantes, entre otros. 

Por otro lado, con el término mujer hablamos de la hembra de la especie humana, y nos referimos al modo de ser persona que está condicionado sexualmente por sus cromosomas XX; posee aparato reproductor correspondiente a su sexo, el cual tiene la capacidad de gestar, incidencia hormonal principalmente por los estrógenos y progesterona. También está condicionada por su género, es decir, hay una representación psicológica simbólica, una construcción histórica y antropológico-cultural con los condicionamientos sociales y culturales que ello conlleva, de la identidad femenina [1]. 

En ConParticipación creemos que es muy positivo que existan espacios exclusivos para mujeres que no deberían ser ocupados por hombres, esto con el fin de salvaguardar su dignidad, su integridad y fomentar su desarrollo. Al mismo tiempo tenemos claro que las personas que se dicen “transgénero” siguen siendo personas con igual dignidad que cualquier otra, sin embargo, no se les pueden dar los espacios que son destinados para las mujeres porque a estas se les estaría  discriminando por el simple hecho de serlo. 

A continuación te mencionamos algunos casos en los que observamos que el espacio de la mujer fue arrebatado por personas que se dicen “transgénero:

  • En septiembre de este 2023 se informó que un agresor que se decía “transexual” (varón que se siente mujer), recluido en el penal de Chalco, Estado de México, agredió sexualmente y amenazó a una mujer reclusa. El hombre trans tenía antecedentes de violencia sexual. A todo esto la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México se limitó a hacer la recomendación 12/2022 en la que proponía un curso con perspectiva de género para el personal penitenciario [2].
  • A mediados de septiembre también del año en curso, causó mucho revuelo en medios de comunicación una manifestación en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México. En en ella muchas personas a favor de la comunidad “transgénero” exigían “un año de acceso gratis a la comunidad trans; el treinta por ciento de plantilla laboral para personas trans, incluyendo puestos directivos; el financiamiento para la realización y proyección de cine nacional trans, así como la adecuación de un espacio para una sala de exposición de arte para mujeres trans y personas no binarias”. Además como parte de la protesta de los manifestantes trans “tomaron la dulcería del lugar y comenzaron a saquear los productos”. Además, afirmaron que no se moverían de la Cineteca “hasta que alguna autoridad reciba y firme el pliego petitorio”. Todo esto después de que se denunció que se negó la entrada a los baños de mujeres a un activista que se dice transgénero (hombre que se siente mujer) [3].
  • En México los partidos políticos están obligados a incluir en sus escaños a personas en “situación vulnerable”, dentro de estos espacios se incluye a la comunidad trans. En el estado de Tlaxcala en el 2021 un partido político había inscrito a 18 aspirantes hombres para diversos cargos, pero la autoridad electoral replicó al partido que no cumplía con la paridad de género. Ante esto los mismos 18 hombres se “autoadscribieron” como mujeres para cumplir con la ley de las candidaturas [4].

En el primer hecho nos damos cuenta claramente del problema: en un espacio como es la cárcel, los hombres deberían estar con los hombres y las mujeres con las mujeres, porque si pones en una misma celda a hombres —recordemos que no dejan de ser hombres quienes se sienten mujeres y/o se visten como tales— junto con las mujeres, entonces se pueden dar situaciones como la que pasó en Chalco, y mucho más si estos hombres tienen antecedentes de acoso sexual, como era en este caso. Y sin embargo, la solución más efectiva que pudieron dar fue la de una simple recomendación de un curso “de perspectiva de género en el ámbito penitenciario” . Inexplicable ¿cierto?

En el segundo caso, nos encontramos con el mismo problema pero en un contexto diferente: los sanitarios. Es de sentido común separar a hombres y mujeres en estos espacios para salvaguardar la privacidad, la intimidad, la dignidad y la seguridad. Sin embargo, en nombre de la “inclusión” ha habido muchos casos en los que al permitir entrar a hombres que se sienten mujeres (trans) al baño de mujeres terminan causando situaciones de violencia, tocamientos, abusos. 

En el tercer punto es sorprendente cómo se logra manipular la ley para beneficio de ciertos grupos. En el caso que contamos, este partido no cumplía con los requisitos de paridad y simplemente decide que estos hombres se “autoadscriban” como mujeres y al parecer nadie puede refutarles esta acción. Las mujeres nuevamente fueron perjudicadas pues se les arrebataron esos puestos.

¿Cuáles son las consecuencias de seguir aprobando y fomentando que las personas que se dicen transgénero sigan ocupando en mayor medida los espacios exclusivos para mujeres? 

  • En primer lugar, consecuencias de inseguridad para la propia mujer. Si un hombre que se dice trans comete algún delito o abuso en contra de una mujer desgraciadamente no se le impondrá la pena correspondiente con base en el crimen, sino con el filtro de que fue de “mujer” a mujer. Esto podría aminorar la gravedad del delito.
  • También hay consecuencias antropológicas, porque si se le da el lugar que corresponde a una mujer a un hombre que se dice mujer, o el de un hombre a una mujer que se dice hombre, ¿qué significado le estamos dando al término “mujer” y “hombre”? Si ser mujer y hombre depende de cómo me percibo, e incluso puedo cambiarme la identidad en mi identificación oficial, entonces, ¿qué es una mujer y un hombre? Por lo tanto se termina borrando la distinción entre un hombre y una mujer. 
  • Por otro lado, otra consecuencia es que las mujeres se ven en desventaja. Por ejemplo, son famosos los casos en el ámbito deportivo de alto rendimiento en el que muchos hombres que se dicen mujeres terminan ganando los primeros lugares por su ventaja biológica y corporal en comparación con las verdaderas mujeres.  

De hecho algunos colectivos feministas se han declarado en contra de esta práctica. Por ejemplo Integrantes de la agrupación feminista “Womans Declaration International” (WDI) de México se manifestaron afuera del centro penitenciario de Chalco por el caso del agresor sexual y  recordaron que:

“La Constitución Política de México establece en su artículo dieciocho que las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto” [5].

Sin embargo, según distintos informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre la situación de las mujeres internas en centros de reclusión de la República Mexicana, en varios de ellos no hay una estricta separación entre hombres y mujeres, no obstante la especial situación de vulnerabilidad en que se encuentran las internas que “las hace susceptibles a toda clase de abusos”, en palabras de las feministas. 

Miembros de la WDI preguntaron: “¿De verdad la Comisión de Derechos Humanos del Edomex piensa que garantizará la seguridad de las internas si no pone un alto a la revictimizante práctica de obligar a mujeres presas, en máxima situación de vulnerabilidad, a convivir con delincuentes sexuales?” [6]. 

Invitamos a que se considere una visión a favor de salvaguardar la integridad de la mujer empezando con reservar los espacios que son exclusivos para ella. Apeguémonos al sentido común porque lo contrario puede ser principio de consecuencias graves. 

En la segunda parte analizaremos cómo también en el mundo deportivo se han tomado resoluciones a favor de conservar los espacios exclusivos para las mujeres. 

ConParticipación

Fuentes:

[1] http://www.scielo.org.co/pdf/dika/v21n2/v21n2a03.pdf

[2] https://www.elsoldetoluca.com.mx/policiaca/persona-trans-agrede-sexualmente-a-una-mujer-privada-de-la-libertad-en-el-centro-penitenciario-de-chalco-10537820.html

[3] https://www.infobae.com/mexico/2023/09/17/activistas-trans-protestaron-en-la-cineteca-nacional-tras-incidente-en-los-banos/

[4] https://lacaderadeeva.com/actualidad/falsa-paridad-electoral-de-mujeres-trans-en-mexico/3220

https://www.elfinanciero.com.mx/estados/2021/05/06/candidatos-en-tlaxcala-se-autoadscriben-como-mujeres-para-cumplir-con-paridad-y-se-los-avalan/

[5] https://www.eluniversal.com.mx/edomex/feministas-piden-justica-para-interna-violada-por-trans-en-penal-de-chalco/

[6] Ibíd.