El 7 de febrero de este año Ecuador se convirtió en el segundo país latinoamericano en despenalizar la eutanasia, siguiendo los pasos de Colombia. El tribunal constitucional del país, con siete votos a favor y dos en contra, permitió esta práctica, con la que los médicos podrán causar la muerte de los pacientes sin enfrentar cargos de homicidio [1].

La decisión surgió a partir de la demanda presentada por Paola Roldán, una mujer con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), quien expresó su deseo de descansar en paz y argumentó que el artículo del Código Penal que penalizaba la eutanasia era inhumano. El tribunal consideró que es razonable permitir a las personas tomar decisiones informadas para poner fin a su sufrimiento en casos de enfermedades incurables [2]. Sin embargo, la eutanasia es contraria al derecho fundamental a la vida. Con la medicina paliativa se puede ayudar al enfermo a no sufrir dolor, de esta manera se respeta el proceso de muerte sin intervenciones que no son éticas, como la eutanasia.

Paola Roldán celebró la decisión, afirmando que su país se volvió «más acogedor, libre y digno». Sin embargo, su padre expresó sentimientos encontrados, pues lo más probable es que termine con una hija muerta. Se espera que el Congreso elabore un proyecto de ley sobre eutanasia, pero algunos argumentan que la sentencia es aplicable de inmediato [3].

Los casos sobre enfermedades incurables y terminales son lamentables dado que la persona que lo padece experimenta mucho dolor y sufrimiento. Sin embargo, la eutanasia no es una respuesta de compasión sino una salida de indiferencia social ante estos casos. Los cuidados paliativos deben ser la respuesta que acoja física, mental y emocionalmente a estos pacientes. 

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.bbc.com/news/world-latin-america-68236545

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.