Un juez del Tribunal Superior de Inglaterra prohibió recetar bloqueadores de pubertad a la clínica del Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (The Gender Identity Development Service, GIDS por sus siglas en inglés) también conocida como Tavistock Centre.
El psiquiatra Christopher Gillberg, quien fungió como testigo en el caso, explicó que el uso de bloqueadores de la pubertad es un experimento con seres humanos. Señaló que según su evidencia y la de otros expertos, estos medicamentos pueden dañar el desarrollo óseo y cerebral de los pacientes, así como provocar infertilidad. Existen algunos adolescentes con confusión de sexo que se han arrepentido de seguir este tipo de tratamiento pues a la larga se sienten extraños en su propio cuerpo [1].
De acuerdo con la evidencia mostrada en el tribunal, los tratamientos realizados en esta clínica no tienen un sustento científico benéfico y pueden ocasionar en los adolescentes consecuencias irreversibles. Cuando un joven experimenta confusión sobre su sexo, es importante que antes de exponerlo a tratamientos irreversibles que dañen su vida, reciba acompañamiento psicológico ya que la confusión que experimenta puede ser pasajera.
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