Una prestigiosa preparatoria de Manhattan en Nueva York, incluyó una clase detallada sobre pornografía en su programa de educación sexual y emocional, sin el conocimiento de los padres de familia. Es preocupante que la hipersexualización e hipererotización de los adolescentes guíen a algunas instituciones educativas incluso en contra de los padres de familia.
La UNICEF publicó un informe en el que sugiere que no está comprobado que la pornografía sea dañina para los niños. Según las conclusiones de este reporte, la mayoría de los niños que vieron pornografía no estaban afectados. Es preocupante que la UNICEF desconozca la psicología evolutiva de los menores de edad, y que haga afirmaciones basadas en ideología y en una visión hipersexualizada.
El uso de la tecnología y de las redes sociales es básico en el ámbito laboral, educativo y en muchos contextos. Aunque estas herramientas facilitan la comunicación ahora magnifican el acceso a la pornografía, y esto ha generado a su vez consecuencias negativas, como problemas de salud mental –adicción–, comportamientos sexuales anómalos, educación sexual distorsionada, entre otros.