El pasado lunes 4 de marzo Francia se convirtió en el primer país del mundo en incluir el “derecho al aborto” en su Constitución. La reforma que denomina al aborto como una “libertad” fue aprobada con 780 votos a favor contra 72 votos en contra, sobrepasando los 512 votos necesarios para aprobar dicha reforma [1].
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció que se llevaría a cabo una ceremonia que coincidiría con el Día Internacional de la Mujer para conmemorar la votación histórica [2].
“El 4 de marzo del 2024 quedará en la historia de los derechos humanos y en la de los derechos de la mujer como un día de progreso”, comentó la Senadora Mélanie Vogel [3]. Lamentablemente, los derechos humanos de los hijos en gestación fueron completamente ignorados con esta medida.
En muchos países del mundo el aborto ya se ve como una realidad cotidiana sin ningún problema ético, fuera de las reservas que surgen del ámbito religioso. Será valioso que nos atrevamos a volver a mirar con ojos serenos y honestos esta realidad: el aborto discrimina a un ser humano antes de nacer y le niega el más fundamental de todos los derechos. Además, es extraño que no exista una conciencia social sobre el impacto que tiene el aborto en el invierno demográfico que sufren muchos países.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.