El pasado 9 de diciembre se conmemoró el Día Internacional contra la Corrupción con lo cual la Organización de los Estados Americanos (OEA) declara que la corrupción impacta de forma negativa no solo el crecimiento económico y social de los países, sino que también “erosiona el Estado de Derecho y socava la gobernabilidad democrática” [1].

La OEA indica que si bien el combate a la corrupción es una tarea de todos y la institucionalidad pública tiene el mayor peso y responsabilidad, la sociedad civil, empresas, la academia, las mujeres, jóvenes, en fin, todos, tienen un rol que cumplir en esa lucha [2]. 

Asimismo, la OEA expresa que la lucha contra la corrupción es esencial para garantizar espacios equitativos para el ámbito público y empresarial. “La corrupción distorsiona la competencia, favoreciendo a aquellos con conexiones indebidas en lugar de recompensar la innovación y la eficiencia. Al erradicar prácticas corruptas, fomentamos ambientes empresariales más saludables y sostenibles, donde la meritocracia y la ética prevalecen. De manera más amplia, combatiendo la corrupción sentamos las bases para comunidades más justas, inclusivas y capaces de enfrentar los desafíos globales con mayor integridad”, agrega [3].

En este sentido, la OEA apoya a sus Estados miembros para que fortalezcan sus marcos institucionales y jurídicos a fin de detectar, prevenir, sancionar y erradicar la corrupción [4].

Dadas las altas cifras de corrupción que experimentan muchos países, en su mayoría en vías de desarrollo, vemos de manera positiva el esfuerzo de organismos internacionales como la OEA para prevenir e intervenir en casos de corrupción.

ConParticipación 

Fuentes: 

[1] https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-083/23

[2] Ibíd. 

[3] Ibíd. 

[4] Ibíd.