En la primera parte de este blog te hablamos de cómo la prostitución no puede ser considerado un trabajo debido a que la persona es usada como un objeto a disposición de otro. Te explicamos que las mujeres que viven de la prostitución sufren de una deshumanización en la que su dignidad como personas prácticamente desaparece, y de cómo están sometidas a los deseos y las órdenes de quien las vende. Te hablamos también de cómo se está normalizando el término “trabajo sexual” desde varios ámbitos de poder y de gobierno.

La prostitución, la esclavitud de nuestro tiempo

En los Estados Unidos, varios estados de ese país consideraban que la esclavitud era algo aceptable, hasta que en el siglo XIX la Decimotercera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, ratificada en el año 1865, abolió la esclavitud [1]. Hoy en día, en el siglo XXI, líderes políticos están amparando la esclavitud sexual. Se está invocando como derecho una actividad autolesiva y que justifica, en nombre de la libertad, la vulneración de la propia dignidad humana, a la cual las personas renuncian —voluntaria o involuntariamente—, lo cual trae como consecuencia la cosificación de la persona para usarla como instrumento de placer. 

Ante esto es importante subrayar que la mujer tiene derechos que deberían llevarla al bienestar y crecimiento personal, no a entender su derecho y libertad como algo que la faculta a vender su sexualidad, pues eso la convierte en una esclava. A través de la prostitución, se deshumaniza y despersonaliza a la mujer, quien se convierte en una cosa para el negocio de la prostitución. Como lo expresa Amelia Tiganus, sobreviviente de explotación sexual que se vio orillada a vivir por cinco años en situación de prostitución: “Es despersonalización y es sobreexplotación, porque no se explota la capacidad o la fuerza de trabajo, se explota a un ser humano en todo su ser” [2]. Para ella, “las mujeres simplemente somos (son) tratadas como mercancías, como objetos desechables, utilizables y desechables”. Expone que no es justo ni ético que muchas mujeres al estar en situación de vulnerabilidad debido a la pobreza, por no tener alimento que comer o cómo pagar sus gastos, sean utilizadas por los hombres [3]. 

Como ya lo hemos explicado en blogs anteriores, la sexualidad humana es solo un aspecto de la persona. Es una forma de conocerla, pero no es la única ni se le puede reducir o absolutizar a ese elemento Cuando se absolutiza a la persona a un solo aspecto que la conforma, se daña su integridad y dignidad pues no se ve a la persona en su totalidad, sino que solo se el considera por esa dimensión particular. De esta manera es dañino reducir, o por el contrario, totalizar a la persona únicamente a su aspecto sexual [4].

Ante estos escenarios es necesario trabajar en lograr una sociedad más justa, en exigir a los líderes de gobierno que cuiden de todos, particularmente de los más vulnerables. Se debe trabajar en erradicar la prostitución y el concepto que han querido vendernos de “trabajo sexual”. Se requieren leyes que protejan a las mujeres y que existan registros de cuando una persona cometió un delito sexual. De esta forma podremos proteger a niños y personas vulnerables de quien ha cometido estos delitos. Es importante que existan políticas públicas para prevenir y proteger a las personas de caer en la prostitución. Y a quienes han sido víctimas, se les debe brindar asesoramiento jurídico, acompañamiento psicológico y atención médica,  ya que la persona queda destrozada en su salud psicológica y física (presentan entre otras consecuencias dolores abdominales, infecciones vaginales y bucales frecuentes, entre otros). Se requiere brindar acceso a formación de calidad que ayude a la protección de los derechos humanos de mujeres y niñas.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20200612/481705162985/estados-unidos-esclavitud-historia.html

[2] https://ethic.es/2024/07/entrevista-amelia-tiganus/ 

[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59683812

[4] https://conparticipacion.mx/sexualidad-101-los-fundamentos-parte-2/