Preguntarnos por nuestra identidad es un proceso natural que se da en la etapa de nuestra infancia, y especialmente durante la adolescencia. Es un proceso que integra todo nuestro ser, es decir, implica asumir que somos personas partiendo de nuestra biología, psique, el aspecto social, emocional, sexual y trascendental. De alguna u otra forma, todos pasamos por un proceso para asumir nuestra identidad. 

El proceso de exploración de nuestra identidad raramente requerirá una intervención u observación clínica, pues es algo natural y que cada persona asume conforme se va desarrollando. Sin embargo, en los últimos 10 años, a nivel mundial, se puede observar un número relevante de niños y adolescentes que solicitan apoyo clínico y psicológico para atender problemas o confusiones sobre su identidad sexual o identidad de género. 

En ConParticipación creemos que algunas de las razones o motivos por los que han aumentado significativamente este tipo de casos en los menores, tienen que ver con factores sociales que influyen directamente en el proceso psicológico de entendimiento de sí mismos. Hay una estimulación constante y confusa para los niños y adolescentes en una etapa de la vida en que son influenciables, lo cual los hace más susceptibles de adoptar las ideas (o ideologías) de su entorno.

Si a esto añadimos que algunos grupos buscan solo reforzar esas confusiones de identidad, resulta que hay menores de edad que en vez de recibir un diagnóstico oportuno que los libere de la confusión, se les encadena por medio de fármacos peligrosos que tienen secuelas para toda la vida.

Disforia de género

Para entender los dilemas que surgen a raíz de las confusiones de género, es importante tener en mente el concepto de disforia de género. El Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su quinta edición, mejor conocido como DSM-5, incluye la definición de esta condición. El DSM-5 es un manual importante porque es una guía con amplia aceptación por la comunidad médica, que incluye los trastornos, enfermedades o condiciones mentales que existen, de los cuales se definen y se describen sus síntomas.  Vamos a exponer aquí la definición de disforia de género presente en dicho manual, aclarando que desafortunadamente es una definición que ya ha incorporado términos propios de la teoría queer (llamada en algunos ámbitos “ideología de género”). En dicho concepto se asume como si fuera un hecho científico la falacia de que al nacer a las personas se les “asigna” un género (un sexo) según los genitales masculinos o femeninos, en lugar de señalar la verdad biológica de que las personas nacemos con un sexo que está definido desde el primer instante en que se crea la nueva vida humana, es decir, a partir de la fecundación. 

El “género experimentado o expresado” al que se refiere el DSM-5 es el género o sexo que la persona “siente”, es decir, una persona puede ser hombre o mujer, pero sentir que es del sexo opuesto. 

Una vez aclarado esto, exponemos la definición con el fin de ampliar nuestro conocimiento acerca de lo que se le llama “disforia de género” en el contexto médico. El DSM-5 la define como [1]:

“Una incongruencia marcada entre el género experimentado/expresado y el género asignado, que dura al menos 6 meses, manifestada por al menos dos de los siguientes criterios:

  • Una incongruencia marcada entre el género expresado y las características sexuales primarias y/o secundarias (o, en los adolescentes jóvenes, las características sexuales secundarias anticipadas).
  • Un fuerte deseo de deshacerse de las características sexuales primarias y/o secundarias debido a una incongruencia marcada con el género experimentado/expresado (o, en los adolescentes jóvenes, un deseo de prevenir el desarrollo de las características sexuales secundarias anticipadas).
  • Un fuerte deseo de tener las características sexuales primarias y/o secundarias del otro género.
  • Un fuerte deseo de ser del otro género (o de algún género alternativo diferente del género asignado).
  • Un fuerte deseo de ser tratado como el otro género (o como algún género alternativo diferente del género asignado).
  • Una fuerte convicción de tener los sentimientos y reacciones típicos del otro género (o de algún género alternativo diferente del género asignado)”.

No hay explicación sencilla para justificar el incremento de los casos de disforia de género, sin embargo muchos de estos casos lamentablemente han derivado en lo que conocemos como una “transición de género” (o “cambio de sexo”). El procedimiento más utilizado para comenzar esta “transición” en personas prepuberales es a través de los mundialmente conocidos: bloqueadores de pubertad.

En este blog queremos abordar de manera más profunda la cuestión en torno a los bloqueadores de pubertad, sus implicaciones y mostrar algunos casos de naciones que han dado paso atrás ante la proliferación de estas hormonas que retrasan el desarrollo biológico de los adolescentes. 

¿Qué son los bloqueadores de la pubertad?

Los bloqueadores de la pubertad son medicamentos que suprimen la liberación de estrógenos y testosterona, hormonas que comienzan a producirse en cantidades mucho mayores durante la pubertad. Estas hormonas son instrucciones que le indican al cuerpo que desarrolle elementos como los pechos, el vello facial, axilar o púbico, o una voz más grave. La supresión de estrógenos y testosterona ralentiza el desarrollo de la persona cuando se toman en la pubertad y adolescencia [2].

Los bloqueadores de la pubertad, o médicamente conocidos como agonistas o bloqueadores de las hormonas GnRH, son medicamentos autorizados para pacientes con pubertad precoz, es decir, niños pequeños que entran en la etapa de la pubertad demasiado temprano, así como para el tratamiento de algunos tipos de cáncer y algunos problemas ginecológicos en adultos [3]. 

¿Por qué usar bloqueadores de la pubertad ante casos de disforia de género?

El uso de los bloqueadores de la pubertad inició en Países Bajos y posteriormente se adoptó en el Reino Unido y otros países. La teoría inicial surgió de la Dra. Peggy Cohen-Kettenis, cuya idea era lograr pausar la pubertad en una etapa temprana, para ayudar a los adolescentes a ganar tiempo para pensar cuando presentaran confusiones de género.

La controversia de los bloqueadores

Ha habido falta de consenso por parte de la comunidad científica internacional ante los bloqueadores de la pubertad para tratar la disforia de género. Un ejemplo es un estudio que se llevó a cabo en el 2015 que implicó el trabajo de 17 equipos de tratamiento multiprofesional en todo el mundo para determinar sus puntos de vista sobre el uso de bloqueadores de la pubertad [4].

La falta de consenso se ve reflejada en diversos aspectos esenciales, de entre ellos resaltan:

  • La falta de disponibilidad de un modelo explicativo para la disforia de género.
  • La naturaleza de la disforia de género (variación normal, constructo social o enfermedad mental)
  • El papel de la pubertad fisiológica en el desarrollo de la identidad de género.
  • La competencia (madurez) infantil y la autoridad para la toma de decisiones.
  • Los posibles efectos físicos o psicológicos de abstenerse de intervenciones médicas tempranas.
  • La falta de información sobre los resultados físicos y psicológicos a largo plazo tras el uso de los bloqueadores.

Nueve años después observamos que muchas de estas cuestiones siguen sin tener respuesta, y sin embargo, se ha promovido los bloqueadores de la pubertad como el principal tratamiento ante la disforia de género.

Riesgos de los bloqueadores 

Someterse a procedimientos hormonales para tratar la disforia de género tiene muchos más riesgos que beneficios, pues la lógica de iniciar estos procedimientos está en configurar el cuerpo con la confusión de la mente y no al revés, tratar la mente para que haya congruencia con el cuerpo.

Algunos de los riesgos que se corren con los bloqueadores son [5]:

Impacto en el desarrollo neurocognitivo:  el aumento de hormonas sexuales en adolescentes puede desencadenar la apertura de un período crítico para la reestructuración de los circuitos neuronales que afectan las funciones ejecutivas como lo son la planificación, la toma de decisiones y el juicio. Si esto sucede, la maduración del cerebro puede ser temporal o permanentemente interrumpida por el uso de bloqueadores de la pubertad, lo cual podría tener un impacto significativo en  la capacidad de una persona joven para tomar decisiones complejas y que implican riesgos, además de tener posibles consecuencias neuropsicológicas a largo plazo.

Impactos en la salud física: la densidad ósea se ve comprometida, el aumento de estatura puede retrasarse en comparación con otros adolescentes, así la salud metabólica y el peso se pueden ver en riesgo.

En la segunda parte de este blog sobre bloqueadores de pubertad, te hablaremos de las críticas que se han hecho de estos procedimientos hormonales, así como los casos de Inglaterra, Gales y Escocia que en sus sistemas de salud pública han dado marcha atrás a los bloqueadores para los menores de 18 años.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.psychiatry.org/Patients-Families/Gender-Dysphoria/What-Is-Gender-Dysphoria

[2] https://cass.independent-review.uk/home/publications/final-report/ p.172

[3] Ibíd. p.173

[4]  Ibíd. p.174

[5]  Ibíd. p.178