La relatora especial de la ONU, Reem Alsalem, publicó el 7 de mayo de 2024 un informe que aboga por la abolición de la prostitución, la pornografía y la penalización de su posesión y producción, y que destaca que estas prácticas explotan y reducen a las mujeres y niñas a meras mercancías. Alsalem rechaza el término «trabajo sexual», y prefiere términos como «víctimas» y «mujeres y niñas prostituidas» para resaltar el daño sufrido. Promueve el «modelo nórdico», donde se despenaliza a las personas prostituidas y se penaliza a compradores y proxenetas, y subraya la necesidad de servicios de apoyo para ayudar a las mujeres y niñas a salir de la prostitución [1].

El informe de Alsalem recibió críticas de organizaciones como la Federación Internacional de Planificación Familiar (Planned Parenthood), que denunció el contenido y supuesto “proceso ideológico” del informe. Sin embargo, fue elogiado por defensores de la abolición de la explotación sexual. En años recientes, Alsalem ha mantenido una postura firme contra la prostitución y ha criticado aspectos del transgenerismo, generando divisiones dentro del movimiento feminista y entre organismos de la ONU. En contraste, otros expertos y agencias de la ONU han normalizado el «trabajo sexual» y han promovido su despenalización, haciendo del informe de Alsalem un caso atípico en este contexto [2].

Es relevante conocer sobre este informe, especialmente cuando viene de Naciones Unidas, un organismo que en varias ocasiones ha realizado esfuerzos para normalizar estas prácticas que ponen en riesgo y vulneran la dignidad de las mujeres. Es valioso que en este reporte se utilice el concepto de  “víctimas» y «mujeres y niñas prostituidas”, pues ayuda a comprender la magnitud del problema. El concepto “trabajo sexual” confunde y normaliza prácticas que no permiten a las mujeres alcanzar la verdadera equidad de género.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://c-fam.org/friday_fax/human-rights-expert-advocates-abolishing-prostitution-abortion-groups-upset/

[2] Ibíd.