El pasado 14 de julio de 2023, la Unión Ciclista Internacional (UCI) informó a través de un comunicado de prensa que ha decidido dar marcha atrás a su política “inclusiva” y prohibió a los deportistas trans que compitan contra mujeres. A partir del 17 de julio, aquellos atletas transgénero que hayan realizado la transición después de la pubertad (masculina), no podrán participar en ninguna de las categorías de las pruebas femeninas del calendario internacional de la UCI en las distintas disciplinas [1].
El Comité de Dirección de la UCI expresó que los conocimientos científicos “no confirman que con al menos dos años de terapia hormonal de afirmación de género con una concentración plasmática de testosterona de 2.5 nml/L sea suficiente para eliminar completamente los beneficios de la testosterona durante la pubertad en los hombres” [2]. De igual manera indican que los conocimientos científicos tampoco descartan la posibilidad de que los factores biomecánicos que incluyen la forma y disposición de los huesos de las extremidades sean una ventaja para los atletas varones que se identifican como mujeres.
Tras las constantes victorias del atleta trans llamado Austin Killips, atletas de élite como Hannah Arensman, han optado por dejar el deporte desde principios de este año. “Se ha vuelto cada vez más desalentador entrenar tan duro como lo hago sólo para tener que perder ante un hombre con la ventaja injusta de un cuerpo androgenizado que intrínsecamente le da una ventaja obvia sobre mí, no importa lo duro que entrene” [3].
Aplaudimos este cambio de política por parte de la UCI. Como lo demuestra la ciencia, permitir que atletas trans compitan contra mujeres, es una competencia injusta ya que los deportistas trans tendrían las ventajas biológicas de un hombre. Levantemos nuestra voz para proteger los espacios que son exclusivos para el desempeño y crecimiento de las mujeres.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
