Tú difieres, yo te cancelo

Quizá en los últimos años has oído hablar de la denominada cultura de la cancelación. Es una práctica que se ha ido difundiendo en todo el mundo, especialmente a raíz del gran apogeo que han tenido las redes sociales. La cultura de la cancelación consiste en hacer que alguien deje de externar sus opiniones o formas de pensar —es decir, silenciarlo— cuando lo que expresa es contrario al pensamiento que domina en la sociedad, a lo «políticamente correcto”» o a la ideología más extendida [1].

Recordarás que en nuestro artículo anterior hablamos del caso de Christian, un joven que causó gran polémica porque expresó en un discurso de graduación su postura en contra del feminismo radical, el aborto y algunos temas de ideología de género. A Christian literalmente «lo cancelaron»; muchas personas lo criticaron en distintos medios de comunicación y en redes sociales, y hasta hay quienes proponen que se le quite su cédula profesional y título universitario por decir lo que dijo [2]. Este es un ejemplo de cultura de la cancelación. Lo que le ocurrió a Christian sucede no solo en México, sino en todo el mundo, pero hay que subrayar que los ataques que sufrió Christian son en realidad violaciones a su derecho a la libertad de expresión y opinión, que se supone debería respetarse a todos los miembros de una sociedad democrática.

Hay otros dos casos que vamos a compartirte y que ejemplifican la cultura de la cancelación. El primero es el de Maya Forstater, una consultora que trabajaba en la rama europea del Centro para el Desarrollo Global (CGD), ubicada en Inglaterra, quien fue despedida en marzo de 2019. ¿La razón? Opinó sobre los cambios en la Ley de Reconocimiento de Género 2004 de Reino Unido, que permite elegir el género en documentos de identificación [3]. En varios tuits, Maya publicó ideas como la siguiente: «Hay dos sexos: masculino y femenino. Los hombres son hombres y las mujeres y niñas son mujeres. Es imposible cambiar el sexo» [4]. Esto lo dijo con relación a los hombres que se sienten mujeres, en parte se refería a Philip Bunce, un funcionario del Banco Credit Suisse (en Reino Unido) quien en ocasiones asiste a su trabajo adoptando la personalidad de «Pippa», es decir, se viste de mujer [5].

Cuando la despidieron Maya demandó al CGD por discriminación con motivo de «creencias protegidas» (que es el derecho a tener creencias filosóficas o religiosas) en un tribunal laboral. El juez designado para el caso, Judge James, determinó que la idea de que solo hay dos sexos y que las personas no pueden cambiarlo no era «digna de respeto en una sociedad democrática» [6] y que la consideración biológica del sexo es «incompatible con la dignidad humana y los derechos fundamentales de los demás» [7]. Nos llama la atención que el juez haya dicho todo esto. Resulta que si alguien dice que solo hay dos sexos, tal como lo fundamenta la ciencia, está faltando al respeto a la sociedad democrática, y entonces la idea de que hay más de dos sexos, ¿esa sí cumple con la pluralidad de ideas que debe haber en la democracia? Algo no es congruente aquí: no se acepta lo que dice la ciencia pero sí las ideas de ciertos grupos. Y que diga que lo que establece la biología sobre los sexos es «incompatible con la dignidad humana y los derechos» es como decir que la ley de la gravedad vulnera los derechos de las personas.

Maya apeló esta decisión y en junio de 2021 el fallo del juez James fue revocado por el presidente del tribunal laboral de apelaciones, quien señaló que aunque las llamadas «visiones críticas del género» pueden ser «profundamente ofensivas e incluso angustiantes para muchos otros… son creencias que existen y deben ser toleradas en una sociedad pluralista» [8]. Posteriormente el caso regresó al tribunal y el veredicto final, emitido el 6 de julio de este año, fue a favor de Maya —si bien la corte descartó otras dos denuncias por discriminación directa y una por victimización—. La corte determinó que debido a sus creencias críticas sobre el género la consultora había sufrido discriminación directa por parte del CGD, y victimización por el hecho de que CGD había quitado su perfil del sitio de la compañía [9].

Respecto al fallo final Maya señaló: “Este juicio establece una línea fundamental. Dice que está bien decir cosas que a la gente no le van a gustar en una sociedad democrática, y que vamos a tener que acostumbrarnos a que lo hagan de nuevo, y aún así convivir bien juntos” [10]. Y creemos que tiene razón. Lamentablemente no hemos encontrado la forma de hacer precisamente esto: hablar con fundamentos, sin apasionarnos y sin caer en la ofensa. También es una realidad que ciertas ideologías, como la ideología de género, se han impuesto tan insistentemente y a través de tantas formas (incluso en las leyes) que ya muchas de sus ideas son aceptadas en automático y muy pocas personas se cuestionan si dichas afirmaciones tienen una base sólida.

Hay otro caso similar en Reino Unido, el de la abogada Allison Bailey. Ella es fundadora de Alianza LGB, una organización que promueve los derechos de lesbianas —ella misma es lesbiana—, homosexuales y bisexuales, pero no incluye la «T» de trans en sus siglas, quizá por sus puntos de vista sobre el sexo y el género [11].

Bailey trabaja para una firma de abogados llamada Garden Court Chambers (GCC) en Londres. En 2019 su bufete se unió al “programa de inclusión” de Stonewall, una organización que trabaja a favor de las personas LGBTQ+, y Bailey manifestó su desacuerdo respecto a esta decisión [12]. Mediante un correo electrónico dijo a algunos de los compañeros de su firma que Stonewall estaba involucrada en “acoso, intimidación y amenazas” contra cualquier persona que se opusiera a sus puntos de vista. Añadió que ella apoyaba a la comunidad trans pero no el “trans extremismo” que Stonewall promovía, y que por ello no estaba de acuerdo en asociarse formalmente con Stonewall [13].

Posteriormente Bailey publicó unos tuits en los que criticaba a Stonewall por promover la ideología de género y rechazaba la idea de que el sexo puede cambiar. Ante esto su empleador, GCC, dijo que la investigaría porque se decía que Bailey era transfóbica [14]. Poco tiempo después la abogada demandó a su firma y a Stonewall pues desde su perspectiva intentaban controlar la libertad de expresión de mujeres como ella que se preocupan “sobre cómo su enfoque de la inclusión trans entra en conflicto con la protección, la seguridad y la dignidad de las mujeres, las niñas, los niños y las personas LGB» [15].

Finalmente el 27 de julio de 2022 un tribunal laboral de Londres emitió una resolución a favor de la abogada en una parte de su demanda, específicamente en lo que respecta a su reclamo a GCC por discriminarla debido a su forma de pensar. La corte señaló que sus creencias de que Stonewall quería reemplazar el sexo con la identidad de género, y que el tono de sus campañas perjudicaba los derechos de las mujeres, estaba protegida por la Ley de Igualdad [16].

Estos casos nos dejan reflexionando y preguntándonos si en México llegará un día en que las cortes puedan reafirmar su libertad de expresión a un ciudadano cuando exprese desacuerdo con ciertas ideas, incluso cuando sean contrarias a ideologías predominantes.

Como ves en Europa se está dando poco a poco una mayor apertura a las formas de pensar que difieran de esas ideologías. En ConParticipación creemos que esto no podrá lograrse en México sino hasta que los ciudadanos que pensamos de manera similar hagamos un frente común, nos acostumbremos a expresar nuestras ideas sin temor y exijamos a nuestras autoridades, y al grueso de la sociedad, que esta libre expresión de ideas sea respetada. Esto hará que poco a poco las personas también se acostumbren a ver que es común no estar de acuerdo siempre con todas las formas de pensar, de forma que se genere un círculo virtuoso cuya consecuencia sea el respeto a la pluralidad de ideas y al derecho a la libertad de expresión.

¿Te suena como un cuento imposible de realizar? No es imposible. En este artículo te mostramos ya dos casos en los que contra viento y marea, y después de pasar por largos procesos, la ley terminó respaldando a estas personas porque se apegaron a la misma ley y exigieron que se respetaran sus derechos. El apoyo de muchas otras personas también fue importante, por eso reafirmamos la importancia de que nos unamos y luchemos por las causas justas.

Podemos tomar estos dos casos como ejemplos cuando en nuestro país ocurran situaciones similares. También debemos estar conscientes de que en una sociedad democrática invariablemente habrá conflicto, pero que debemos aprender a interactuar con respeto, con argumentos y no con insultos o descalificaciones. No se trata de aplastar al otro ni dejarse aplastar, sino de aprender a convivir y construir acuerdos [17].

Sigamos trabajando por el respeto a nuestras libertades en México.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Cultura-de-cancelacion-20220223-0109.html

[2] Ver más información del caso de Christian en la primera parte de este blog en: https://conparticipacion.mx/cultura-de-la-cancelacion-la-nueva-tirania/

[3] https://www.eluniversal.com.mx/cultura/letras/acusan-jk-rowling-de-transfobia-por-polemico-tweet

[4] https://www.religionenlibertad.com/polemicas/298346543/mujer-despedida-decir-hombre-es-hombre-enfrenta-hoy-apelacion-critica.html

[5] Ibíd.

[6] https://www.theguardian.com/society/2022/jul/10/maya-forstater-transgender-tweets-tribunal-ruling

[7] https://www.firstthings.com/web-exclusives/2019/12/our-integral-regime

[8] https://www.theguardian.com/society/2022/jul/10/maya-forstater-transgender-tweets-tribunal-ruling

[9] https://www.theguardian.com/society/2022/jul/06/maya-forstater-was-discriminated-against-over-gender-critical-beliefs-tribunal-rules