Hoy te compartimos una parte del testimonio de Patricia Sandoval, que transmitimos el 11 de abril de 2019 y está disponible en nuestra página de Facebook en la siguiente liga: https://www.facebook.com/ConParticipacion/videos/2210044119117159/. Ella abortó 3 veces, trabajó en una clínica abortista, y ahora es provida. Patricia nos dice: “Hay esperanza después del aborto. Ahorita estamos viviendo la guerra mundial más grande de toda la humanidad y esa guerra está dentro del vientre de la madre. En Latinoamérica hay muchos países en los que se intenta legalizar el aborto. Tenemos un llamado muy grande para defender la vida”.

A continuación te comparto el video:


“Cuando tenía 12 años se dio un curso sobre sexualidad en mi escuela. Nos hablaron del sexo seguro, cómo usar un condón, los anticonceptivos y nos dijeron que eso previene un embarazo. Decían que el aborto era una decisión de la mujer para prevenir un embarazo no deseado. Cuando tenía 19 años de edad, conocí a mi primer novio y tuve relaciones con él porque pensaba que para demostrar mi amor debía entregarme en cuerpo y alma. Me falló el ‘sexo seguro’ en tres ocasiones y cuando fui a abortar, los doctores me decían que el bebé no era una persona sino que era un montón de células y no me dejaban ver la pantalla de la ecografía. Me decían que no iba a sentir nada, que solo serían unos cólicos, que podría tener una vida normal. No me hablaron de los síntomas postaborto, de que iba a tener depresiones, ansiedades y pesadillas. Yo miraba a los niños y me entristecía. Tenía arranques de ira, mis emociones empezaron a ser muy inestables y tenía pensamientos suicidas”.

Yo decidí trabajar como enfermera en la clínica abortista y ellos me aceptaron sin credenciales ni experiencia. El primer día de trabajo me dijeron que estaba prohibido usar las palabras bebé, él, ella, papá, mamá, ni siquiera feto, porque la palabra feto implicaba que el bebé tenía dignidad de persona humana. Estaba prohibido que las mujeres vieran la ecografía. Si la mujer tenía miedo, yo debía animar a la chica para abortar, me decían que usara mi experiencia de tres abortos para decirles que iban a estar bien. Los miércoles y viernes eran los días en que se practicaban los abortos, 25 por día. Me dijeron que nunca en mi vida le fuera a contar a un alma lo que veía detrás de esas puertas y que nunca le fuera a decir a esas madres que se tiraban a sus bebés en la basura. Cuando escuché eso, sentí dolor y mucho miedo”.

“Pasé a la primera chica, tenía 15 años y tres meses de gestación, ella se desmayaba en mis brazos, lloraba mucho. Me tenían prohibido ser compasiva con ella, no podía verla a los ojos porque la mayoría de las mujeres no quieren abortar, están buscando otra opción. El doctor sacó un instrumento llamado cánula que es un fierrito largo, delgado, que tiene en la punta una navaja filosa, lo introdujo dentro de la joven y prendió la máquina de succión, que es 28 veces más potente que una aspiradora casera. La jovencita gritaba: ‘¡mi bebé, mi bebé!’ y pataleaba en el aire. Me di cuenta de que el aborto es una cirugía totalmente a ciegas. El aborto seguro no existe. Además de la muerte del bebé, la mamá también puede morir en el procedimiento. Si no mueren, muchas mujeres salen con el vientre, los ovarios, los intestinos o el recto perforados, y yo he visto esas cosas dentro de esta clínica. Mi trabajo era agarrar la bolsa que estaba pegada a la máquina de succión y vaciar los contenidos dentro de una charola de vidrio. La mujer que me estaba entrenando levantó un brazo y me dijo: ‘esta es la parte número 1’. Luego me mostró otro brazo y me dijo que era la parte número 2 y siguió con las dos piernas. La cabeza fue la parte número 5 y tenía un rostro de angustia, el de un bebé que no pudo defenderse. Ahí me di cuenta de que yo aborté a tres seres humanos y de que no eran tres bolsas de células, es un dolor que no les puedo explicar”.

En el siguiente artículo te seguiré contando la síntesis de este testimonio. ¡Sigamos defendiendo el derecho a la vida! No podemos permitir que se asesinen más bebés.

ConParticipación