Iniciaron las vacaciones escolares y muchos papás están preocupados por la adicción de sus hijos a los aparatos electrónicos. Además de saludarte quiero decirte que yo también estoy preocupado. Ahora que la tecnología digital está en pleno auge y al alcance de todos, es importante reflexionar sobre sus ventajas, desventajas y riesgos, sobre todo ahora en vacaciones que nuestros hijos tienen más tiempo libre para hacer uso de ella.

Para eso hemos consultado a Armando Duarte, quien es experto en ciencias de la familia y medios digitales, con estudios de maestría y doctorado [1]. Según nos cuenta en una de sus publicaciones, todos conocemos las ventajas del mundo digital: es fuente de información de cualquier tema, permite estudiar en línea, comunicarse de forma instantánea y trabajar desde casa; gracias al mundo digital tenemos acceso a gran cantidad de recursos educativos, podemos descargar música, películas y libros, etc. [2].

Sin embargo, el uso desmedido de los videojuegos puede provocar adicción y otros daños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido incluir el “trastorno por uso de videojuegos” y el “trastorno por uso de juegos digitales en una medida peligrosa” en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE, versión CIE-11 04/2019) como parte de los trastornos de adicción [3], aún en contra del “Lobby” de la industria de videojuegos que opera para evitar que se reconozca como un trastorno, según nos ha comentado Duarte.

 

La CIE-11 incluye el trastorno por uso de videojuegos en los trastornos debidos a comportamientos adictivos, y el trastorno por uso de juegos digitales en una medida peligrosa está incluido dentro de los problemas asociados con los comportamientos de salud. A continuación te comparto la descripción de cada uno dentro de dicha clasificación:

6C51 Trastorno por uso de videojuegos.  El trastorno por uso de videojuegos se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente («juegos digitales» o «videojuegos»), que puede ser en línea (es decir, por internet) o fuera de línea, y que se manifiesta por:

  1. deterioro en el control sobre el juego (por ejemplo, inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto);
  2. incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria; y
  3. continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.

El patrón de comportamiento es lo suficientemente grave como para dar lugar a un deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento. El patrón de comportamiento puede ser continuo o episódico y recurrente, y generalmente es evidente durante un período de al menos 12 meses para que se asigne el diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves” [4].

Por su parte, el trastorno más grave se describe de la siguiente manera para el diagnóstico:

QE22 Trastorno por uso de juegos digitales en una medida peligrosa. Se trata de un patrón de uso de juegos digitales, ya sea en línea o fuera de línea, que aumenta considerablemente el riesgo de consecuencias perjudiciales para la salud física o mental de la persona o de otras personas en su entorno. El mayor riesgo puede deberse a la frecuencia del uso de estos juegos, a la cantidad de tiempo dedicada a estas actividades, al descuido de otras actividades y prioridades, a los comportamientos riesgosos asociados con el uso de estos juegos o con su contexto, a las consecuencias adversas o a la combinación de estos factores. El patrón del uso de estos juegos es a menudo persistente a pesar de la conciencia de un mayor riesgo de daño para la persona o para otros” [5].

De hecho, ya ha habido casos fatales por estos trastornos: hace algunos años una pareja de Corea del Sur dejó morir de inanición a su bebé de 3 meses ya que pasó toda la noche jugando en línea en un cibercafé, lo cual hacían habitualmente [6]. Otro caso similar fue el de un joven padre de familia, también coreano, que dejó morir de hambre a su hijo por pasar varios días en los videojuegos [7].

Cuando entrevistamos a Armando Duarte, le preguntamos lo siguiente:

ConParticipación: ¿Hay un cambio desde las adicciones tradicionales (a sustancias como alcohol y otras drogas) hacia otras nuevas formas de adicción como los videojuegos, y cuál sería?

Armando Duarte“La tecnoadicción está afectando a niños, adolescentes y jóvenes, quienes quizá no han vivido adicción previa al alcohol o drogas.
Lo que sí, es que la tecnoadicción genera en la persona una mayor vulnerabilidad para caer en adicción al alcohol o drogas, porque el alto consumo de pantallas correlaciona con bajo autocontrol.
En otras palabras, la tecnoadicción puede abrir la puerta a otros tipos de consumos nocivos, no porque las pantallas inciten al alcohol o las drogas, sino porque la tecnoadicción se relaciona con debilidad en la persona que lo hace proclive a caer”.

ConParticipación: ¿Qué efectos ves?

Armando Duarte: “Los efectos pueden ser los siguientes:

  • Cambio en el estilo de vida. Alejándose del mundo real y optando por el mundo digital. Abandonan el deporte, la socialización presencial y la convivencia familiar.
  • En algunos casos disminuyen rendimiento académico o lo mantienen, pero carente de significado. ‘Saco buenas calificaciones, no porque me interese aprender, sino que lo necesito para que no me prohíban los videojuegos’.
  • Desensibilización ante la violencia. En los juegos de batalla real gana el que más mata y esa conducta es antisocial, que al paso del tiempo termina por modificar la vida interior y aflora como violencia cognitiva, emocional y física”.

 

Para evitar que nuestros hijos caigan en la adicción a los videojuegos, Duarte nos hace las siguientes recomendaciones prácticas:

  • Promover el juego físico.
  • Convivencia sin tecnología.
  • Socialización presencial.
  • Limitar el tiempo frente a las pantallas.

Además el experto subrayó que los padres de familia somos los principales responsables de lograr que nuestros hijos desarrollen su máximo potencial [8]. ¡Despertemos! ¿No nos importaría que nuestro hijo empiece a presentar comportamientos cada vez más agresivos o violentos? ¿O que por pasar horas jugando su rendimiento académico se vea afectado? ¿Dejamos que nuestros hijos se queden en casa todo el día frente a una pantalla sin ponerles ninguna actividad física? ¿O peor aún, dejaremos que jueguen ilimitadamente, poniéndolos en riesgo de que sean diagnosticados con alguno de los trastornos de la CIE-11? Ellos no se van a frenar por sí solos, nos toca a nosotros, los padres de familia, poner los límites. Nuestro ejemplo también es importante. Si nos pasamos todo el tiempo en el celular cuando estamos con ellos, no esperemos que ellos cambien su actitud hacia el uso de videojuegos o tiempo de televisión. Tomemos medidas de prevención, pongamos límites y supervisemos el tiempo de nuestros hijos frente a las pantallas. Su salud mental, social y emocional está en juego.

Más adelante te compartiré lo que nos dicen algunas autoridades de salud sobre las nuevas adicciones.

ConParticipación
Fuentes:
[1] http://armandoduarte.com/index.php/Welcome/biografia
[2] Duarte, Dr. Armando. Padres digitalmente responsables. Cómo proteger a mis hijos del internet y las redes sociales. México: La Retama, 2018.
[3] https://www.who.int/es/news-room/detail/17-06-2018-who-releases-new-international-classification-of-diseases-(icd-11)
[4] https://icd.who.int/browse11/l-m/es#/http://id.who.int/icd/entity/1448597234
[5] https://icd.who.int/browse11/l-m/es#http%3a%2f%2fid.who.int%2ficd%2fentity%2f1586542716
[6] https://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/03/navegante/1267592260.html
[7] https://www.abc.es/sociedad/20140416/abci-deja-morir-hijos-jugar-201404160844.html
[8] Duarte, Dr. Armando. Ob. cit.