Mayela Sepúlveda, integrante del equipo de ConParticipación, entrevistó a la Dra. Thelma Peón Hernández sobre el transhumanismo, un tema de gran actualidad que pareciera estar lejos de nuestro alcance, sin embargo, algunas de sus aplicaciones ya están presentes incluso en la vida cotidiana. En este artículo presentamos un resumen de esta entrevista.

La Dra. Peón tiene una maestría en bioética y filosofía, así como un doctorado en filosofía. Es investigadora en el BINCA (Bioética Clínica y Neuroética Anáhuac) [1] y dentro de sus líneas de investigación se encuentra el transhumanismo (IA [Inteligencia Artificial], Biohacking y Enhancement, que son algunos de los temas que forman parte de esta corriente de pensamiento).

Hablar de transhumanismo puede llevarnos a pensar en que es un tema futurista, algo que está lejos de suceder y que hoy en día se puede reducir a películas y series de ciencia ficción. En la conversación entre Mayela y la Dra. Peón encontramos algunas reflexiones sobre el tema y entramos en contacto con una realidad que para muchos es aún desconocida.

¿Qué es el transhumanismo? [2]

En palabras de nuestra invitada y para efectos de mejor comprensión, el transhumanismo se puede entender como: “Una corriente filosófica, cultural y científica que busca dar el siguiente paso evolutivo a la especie humana”. Parte de la premisa de esta corriente es que los seres humanos son la única especie animal que no ha evolucionado como otras con el paso del tiempo. Por tanto, sitúa al ser humano como una especie animal “estancada” y encuentra como respuesta el desarrollo evolutivo a través de la ciencia y la tecnología.

El transhumanismo se desarrolla en tres grandes áreas [3]:

1. La súper longevidad: vivir más y si es posible para siempre.

2. La súper inteligencia: procesar información y resolver cuestiones de manera muy ágil y productiva.

3. El súper bienestar: eliminar todo rastro de sufrimiento de la vida humana y la sobrevaloración de la comodidad y el placer.

Esta corriente a primera vista parece inofensiva y muy atractiva. ¿Quién no querría vivir más, ser más inteligente y disfrutar más de la vida?, comentó nuestra entrevistada. Actualmente vemos que es común la búsqueda de la perfección en cada ámbito: tener cuerpos más perfectos, ser más bellos, sufrir menos y, en general, tener resultados de manera más rápida y práctica (en la salud, en lo estético, y en muchos otros ámbitos). Todas estas cuestiones forman parte de la cultura transhumanista y hoy están más presentes que nunca en nuestra sociedad, señaló la Dra. Peón [4].

La experta comentó que desear ser mejores y más hábiles es parte esencial de la vida, y estar en búsqueda de ello es algo plenamente humano. Agregó que como personas somos seres perfectibles que podemos mejorar en distintas áreas de nuestra vida. El gran detalle es que el valor de la persona nunca dependerá de lo que pueda o no hacer, de lo que pueda o no lograr, su valor está en sí misma y nada puede quitarle ese valor.

A continuación te compartimos siete reflexiones sobre el transhumanismo a partir de la entrevista a la Dra. Thelma Peón [5]:

1. El transhumanismo puede comenzar a desviarse cuando pondera que alguien es más valioso por ser más perfecto, más sano o más inteligente, y más preocupante aún, cuando esto se da gracias a un factor externo (píldoras, sustancias, chips, operaciones, etc.). Recordemos que la dignidad de la persona y su valor no dependen de sus capacidades físicas y mentales, ni por lo que es capaz de hacer. La persona es valiosa en sí misma.

2. Habría que cuestionarnos de igual manera por qué en la sociedad hay una tendencia a no querer envejecer, y por qué hay esfuerzos tan grandes por mantener jovial la apariencia de las personas. Detrás de la cultura del anti envejecimiento podemos encontrar cierto rechazo e incluso desprecio por las personas mayores, y una sobrevaloración de algunas etapas de vida. Sin embargo, cada etapa por la que atravesamos los seres humanos debe ser vivida con plenitud y respeto de las necesidades que cada momento conlleva.

3. La corriente transhumanista es en su núcleo una corriente materialista, es decir, que ve al cuerpo como lo más importante del ser humano, del cual surgen el resto de sus funciones. Es como si fuéramos una máquina que se puede perfeccionar y ajustar hasta hacerla perfecta. Sobre esta idea la Dra. Peón señala en una de sus publicaciones: “Es muy claro que el cuerpo es fundamental para la vida. Pero la persona es mucho más que un cuerpo que puede ser modificado o perfeccionado desde el exterior. El hombre tiene en sus capacidades la oportunidad de mejorar su inteligencia, o su cuerpo mismo con el trabajo arduo y la constancia, la persona puede irse perfeccionando poco a poco, a final de cuentas es lo propio de lo humano” [6].

4. El avance médico ha permitido reducir los dolores físicos de las enfermedades y accidentes de la vida, y por supuesto, esa es una gran aportación de la ciencia a la vida de las personas. Parte de reconocer la dignidad de la persona consiste también en darle los cuidados y ayudas necesarias para sobrellevar situaciones de dolor y sufrimiento. Sin embargo, en el transhumanismo el sufrimiento es un aspecto no deseado de la condición humana, y por tanto, plantea que debería eliminarse de la vida humana con el avance tecnológico, médico y científico. Ante esto, es importante comprender que el sufrimiento es parte esencial de la vida y que nos ayuda a madurar y a crecer.

5. Es importante reflexionar sobre quiénes tendrían acceso a las tecnologías y avances científicos que el transhumanismo propone, pues es muy probable que este desarrollo científico esté disponible únicamente a quienes puedan pagar por ello. Con esto se abriría una brecha entre los que pueden obtener los beneficios de ciertas tecnologías y los que no. Asimismo, se comenzaría a diseñar una realidad en donde se podría cuestionar quiénes deberían vivir y quiénes no.

6. Llegar a resultados sin empeñarse en el proceso puede ser peligroso. El transhumanismo propone alcanzar metas y objetivos de manera más práctica y rechazando el valioso proceso que esto implica. La Dra. Peón explicaba un ejemplo en donde a través del consumo de ciertas píldoras, se pudiera memorizar gran cantidad de información para pasar un examen. Al final las grandes virtudes que se adquieren por el trabajo constante, la disciplina y el esfuerzo se pierden cuando dejamos que un factor externo nos lleve directamente al resultado. También es de gran importancia evaluar la dependencia que estas herramientas externas pueden causar en la persona, e incluso el retroceso en los procesos cognitivos cuando se dejan de consumir estas sustancias.

7. Hay que regresar a lo básico y cultivar aquello que nos hace ser verdaderamente humanos. Conocer y aceptar que el ser humano tiene debilidades y que nunca podremos remediar todas nuestras flaquezas es parte de aceptar la belleza de ser persona.

Para finalizar la Dra. Peón plantea que el transhumanismo hace que surjan muchas preguntas sobre las implicaciones que esta corriente puede tener para el ser humano. Señala que las respuestas son complejas y que aún hay mucho por investigar. Invita a que como seres humanos disfrutemos de los procesos, a reconocer que el sufrimiento es una cuestión humana que forma parte de la vida, y a valorar y respetar la dignidad de cada persona independientemente de su capacidad productiva [7].

ConParticipación

[1] https://www.anahuac.mx/mexico/EscuelasyFacultades/bioetica/binca

[2] Entrevista a Dra. Thelma Peón. ConParticipación, fuentes propias.

[3] Ibíd.

[4] Ibíd.

[5] Ibíd.

[6] “Transhumanismo y neuropotenciamiento desde la bioética personalista”, en Neuroética: una guía multifacética, de Mariel Kalkach Aparicio y José Damián Carrillo Ruiz.

[7] Entrevista a Dra. Thelma Peón. ConParticipación, fuentes propias.