El 25 de enero de 2021, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020 [1]. Fue realizado del 2 al 27 de marzo de 2020, justo en plena contingencia sanitaria. Entre los objetivos de este censo están el proporcionar información de la distribución espacial de la población, así como de sus características socioeconómicas y culturales. Estos datos permitirán conocer información sobre la realidad nacional, y tomar decisiones en relación con poblaciones de interés para implementar políticas públicas. La información ayudará además para la toma de decisiones de los sectores público, privado y social, y dar cumplimiento a compromisos internacionales, entre otros temas [2].
Los resultados de este censo manejan estadísticas de población, natalidad, situación conyugal, religiones, migrantes, personas que hablan alguna lengua indígena, personas con discapacidad, las que están escolarizadas en diferentes rangos de edades, las económicamente activas, las que tienen acceso a los servicios de salud, entre otros datos. Los resultados del censo 2020 pueden ser consultados en la siguiente liga: https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/.
Algunos de los resultados más relevantes de este censo son [3] [4]:
- Hay 126 014 024 habitantes. De ellos, 61 473 390 son hombres y 64 540 634 son mujeres.
- Hay 10 321 914 personas de 65 años o más, lo cual representa el 8.20% de la población.
- Los jóvenes entre 15 y 34 años en México son 40 642 613, lo cual representa el 32% de la población.
- La población con discapacidad, con limitación en la actividad cotidiana, con algún problema o condición mental totaliza 20 838 108 en el país, es decir, son el 16% de la población.
El Presidente de la Junta de Gobierno del INEGI, Julio Santaella expresó que se ha observado un envejecimiento gradual de la población en los últimos veinte años. Comentó que esto significa que la proporción de niñas, niños y adolescentes ha disminuido y la proporción de adultos y adultos mayores se ha incrementado, es decir, que la base de la pirámide poblacional ha disminuido (en la base se encuentra la población más joven). Informó los datos exactos relacionados con este tema: “Concretamente en el año 2000 el 61% de la población tenía menos de 30 años y ahora este grupo de la población es de solamente el 50%. En el otro extremo los mayores de 60 años eran tan solo el 7% en el año 2000 y ya para el año 2020 excede el 12% de la población” [5].
El cambio en la edad mediana de hace dos décadas a la fecha corrobora el proceso de envejecimiento del que habla Santaella.
Por otro lado, según las cifras proporcionadas por el INEGI, los nacimientos registrados en el año 2000 fueron 2 798 339, mientras que en el 2019 se registraron 2 092 214 [6]. La población total en el año 2000 era de 97 483 412, en cambio en el 2020 se registraron 126 014 024 habitantes [7].
El promedio de hijos nacidos vivos de las mujeres de 12 años y más ha ido descendiendo: 2.6 en 2000, 2.3 en 2010 y 2.1 hijos nacidos vivos en 2020. Vemos una clara tendencia a la baja, y esto es un dato alarmante. El concepto de recambio poblacional o fecundidad de reemplazo es “el nivel que se necesita mantener, por un periodo grande de tiempo, para asegurar que la población se reemplace a sí misma. Para la mayoría de los países el nivel de reemplazo de la fecundidad es aproximadamente 2.1 hijos por mujer” [8].
Vemos que de 2000 a 2020 descendió en 0.5 el promedio de hijos nacidos vivos por mujer, si la tendencia a la baja continúa a ese ritmo, para el 2040 el promedio de hijos nacidos vivos por mujer sería de 1.6, muy por debajo del índice de recambio poblacional. México caería en un invierno demográfico, como ha sucedido a España desde hace 35 años [9].
Sabemos que hoy existe una mayor esperanza de vida y una mayor longevidad o supervivencia de las personas mayores, y si a eso se suma la tendencia a la baja en la natalidad, se incrementan los factores para que no se pueda efectuar el recambio poblacional necesario para que sobreviva un país. En ese riesgo se encuentra México.
Esta tendencia podría llevar a que las generaciones mayores carezcan de la protección que les puedan proporcionar las nuevas generaciones para llegar a la vejez y al término de su vida con mayor dignidad. En otras palabras, de acuerdo al Banco Mundial, la población económicamente activa tenderá a reducirse por lo que se verá restringida la capacidad económica de las personas retiradas [10].
El poco aprecio a la vida humana es otro factor que si bien no impacta directamente en el índice poblacional, sí podría afectarlo en el largo plazo. Conforme gana terreno el aborto en la sociedad, crece la idea de que la vida humana es algo de lo que se puede “disponer”, los hijos no son ya un regalo sino un “derecho”.
Este censo de población nos puede ayudar a reflexionar sobre el valor que le estamos dando a la vida y a la fecundidad. Ojo. Rechazar la fecundidad tiene un impacto social. Además, equivocamos el camino si pensamos que no tener hijos significa ser más feliz. El ser humano no está hecho para estar solo, el ser humano está diseñado para vivir en comunidad. Se realiza plenamente en el don de sí mismo, y el primer lugar en donde se vive eso es en la familia, ejerciendo la paternidad, la maternidad y el amor fraterno entre hermanos. Como sociedad, pensemos qué tipo de futuro queremos para México. Sigamos difundiendo una cultura que le dé el justo valor a la vida y a la familia.
ConParticipación
Fuentes:
[2] https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/
[4] https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/
[6] https://www.inegi.org.mx/temas/natalidad/
[7] https://www.inegi.org.mx/temas/estructura/
