En el Día Internacional del Trabajo, cerca de un centenar de menores de la etnia tzotzil de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, marcharon contra la explotación infantil en el sur de México y el mundo. Chiapas es el segundo estado con más menores trabajadores en México, según el INEGI, con un 18.3% de un total de 3.3 millones de menores involucrados en alguna forma de trabajo en todo el país. Durante la protesta los niños exigieron trabajo digno y bien remunerado, denunciaron la discriminación hacia la población indígena y la falta de oportunidades, y demandaron no criminalizar el trabajo infantil ni el de sus padres, quienes buscan sustento en el sector informal [1].
Acompañados por la organización Melel Xojobal, los menores demandaron seguridad y paz a las autoridades en Chiapas y América Latina. Asimismo destacaron la violencia que enfrentan y la constante presión que viven de ser reclutados por grupos delictivos. Organizaciones como la Red por los Derechos de las Infancias en Chiapas (Redias) y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) han denunciado el aumento de la violencia armada y la falta de reconocimiento de los derechos de los niños indígenas, quienes enfrentan malos tratos, bajos salarios y riesgos como el enganche y la trata de personas [2].
Todos estos hechos son interesantes y preocupantes. Vemos que los niños piden el derecho a trabajar, cuando en realidad lo que deberíamos escuchar es la demanda de una vida saludable, la capacidad de estudiar y de tener una vida estable acorde a su edad. Lamentablemente en México el trabajo y explotación infantil siguen siendo una realidad que los grupos en situación de vulnerabilidad se ven obligados a vivir.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.
