El 14 de marzo de 2024 la vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, visitó un centro de abortos de Planned Parenthood (PP) en el estado de Minnesota (EE. UU.). Esta es la primera vez que una persona en dicho cargo realiza una visita de este tipo. Ante este hecho, Marjorie Dannenfelser, presidenta de la organización Susan B. Anthony Pro-Life America, criticó a la administración Biden-Harris por apoyar el aborto [1].
Dannenfelser explicó que PP realiza cada vez menos exámenes de detección de cáncer y servicios prenatales, mientras que por otro lado eliminó la vida de 374 000 bebés en el último año reportado. Además, recaudó más de 500 millones de dólares de los contribuyentes. Señaló que su brazo político gasta más que cualquier otro grupo relacionado con el aborto para presionar al gobierno federal contra políticas como la protección de los bebés nacidos vivos después de abortos fallidos. Además dio a conocer un dato impactante: “Casi el 70% de las mujeres que han tenido un aborto dicen que fue no deseado, que fue forzado o inconsistente con sus propios valores y preferencias. Sin embargo, el 97% de las veces, a las mujeres embarazadas se les vende un aborto en Planned Parenthood en lugar de ayudarlas a quedarse con su hijo o hacer un plan de adopción” [2].
Lo anterior contrasta con la ayuda que ofrecen miles de centros de apoyo para el embarazo en todo Estados Unidos, que abarca no solo el periodo de gestación sino también un tiempo extenso después del nacimiento del hijo [3].
Preocupa que gobiernos como el de Estados Unidos y el de muchos otros países apoyen la eliminación de vidas humanas a través del aborto. Por lo anterior la sociedad civil organizada debe continuar su labor de dar voz a los que no tienen voz, los hijos en gestación, y de exigir a los gobernantes que respeten el derecho a la vida, el primer y más fundamental derecho humano.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
