El regreso a las aulas en México es un gran reto debido a que según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el 81% de los planteles escolares apenas cumplen con las condiciones mínimas de sanidad y el número de estudiantes por grupo es superior al recomendado por la OCDE. La Secretaría de Educación planea el regreso a clases presenciales en los estados que están en semáforo verde, sin embargo, se duda que las escuelas cuenten con las condiciones adecuadas.
En Campeche, uno de los estados que se encontraba en semáforo verde hasta hace poco, se inició el plan de vacunación de maestros como medida urgente para retornar a las aulas. Sin embargo, hay temor de padres y maestros a la reapertura.
El Instituto Nacional de Salud Pública recomienda que se haga una evaluación de la infraestructura de cada escuela para garantizar una buena ventilación y minimizar el riesgo de contagios [1].
Lo anterior muestra la necesidad de un trabajo en conjunto entre gobierno, escuelas públicas y privadas, así como de los padres de familia para crear estrategias que ayuden a atenuar la crisis educativa sin exponer la salud. Mientras no se cuente con la certeza de que existen las condiciones óptimas para proteger la salud de maestros y alumnos, se debe proceder con cautela.
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