Quiero invitarte a que veas el testimonio de un joven que fue adicto a la marihuana y ahora se encuentra en recuperación. Es muy impactante todo lo que este joven tuvo que pasar para darse cuenta de que la marihuana estaba dañando su vida y su salud. Puedes ver el video a través de nuestra página de Facebook, dando clic en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/ConParticipacion/videos/634355320373621/

Este muchacho, que actualmente tiene 19 años y acaba de terminar la preparatoria, nos cuenta que fue muy difícil salir de esa adicción, incluso llegó a consumir otro tipo de sustancias. Empezó desde muy pequeño, primero como una diversión y después se convirtió en esclavo de la marihuana y otras drogas. Te comparto algo del testimonio que puedes escuchar completo en el enlace que te acabo de compartir:

“Mi papá falleció cuando yo tenía seis años; a raíz de ahí mi mamá empezó a tomar alcohol de una manera desmedida, era su salida. Yo empecé a fumar tabaco a los 9 años, luego empecé a fumar la marihuana cuando me la ofrecieron en una reunión. Traté de enfrentar la vida fumando marihuana, pero más que enfrentar la vida, quería evadirla saliéndome de mi realidad y comencé a drogarme con más frecuencia, eso fue desde mis 9 años”.

“Tengo una hermana que tiene una situación muy similar a la mía, ella lamentablemente sigue teniendo problemas con las drogas y es algo que duele. Quisiera hacer énfasis en eso para los familiares o amigos que tienen algún conocido con problemas de alcoholismo o drogadicción. Es algo muy doloroso que en su tiempo, mis amigos y mi familia vivían conmigo y ahora me está tocando a mí vivirlo y es algo muy muy frustrante, te causa mucha impotencia”.

“Mi casa era un lugar muy carente de amor, por eso yo fui a drogarme y al fumar marihuana yo me sentía poderoso, sentía que eso estaba mejorando mi vida. Yo juraba que me iba a quedar con esa droga para toda la vida porque simplemente me hacía sentir mejor, evadiendo toda esa tormenta que yo vivía en mi mente todos los días. Pasé muchas cosas (…) muchos traumas, muchas heridas que ahora nada más son cicatrices que he logrado superar con el apoyo de Dios. Primero empecé a drogarme pero ya después era alcohol también”.

“Me internaron en un centro de rehabilitación y oí muchas cosas que yo no tenía edad de saber al estar encerrado en un lugar donde había personas mayores que yo, que consumían otro tipo de drogas como piedra y cocaína. Dentro de ese centro, yo me preguntaba qué era lo que había hecho para estar ahí sin saber de mi familia ni del exterior. Solo sabía que iba a estar ahí encerrado y me entraba la melancolía, me cuestionaba si había sido Dios o si había sido algún karma. Sin embargo, empecé a reflexionar y fui honesto conmigo mismo: así mi papá se hubiera ido, así tuviera yo una familia funcional o disfuncional, yo estaba consciente de que nada de eso me justificaba para consumir marihuana y arruinar mi vida”.

“Perdí a mi familia, la cual estaba decepcionada totalmente de mí, triste y sin fe; también perdí a mis amigos, a los que realmente les importaba. Pero principalmente me di cuenta de que me perdí a mí mismo y ahí fue donde me quebré, ahí fue donde me di cuenta de que nada era más importante que haberme perdido a mí mismo. Lamentablemente esos pensamientos no sirvieron de nada, cuando salí del internado recaí. La primera droga fue la marihuana, y todas esas drogas que yo no había probado las empecé a consumir: cocaína, piedra, pastillas y con más gravedad. Toqué fondo con las drogas y todo comenzó con ese primer cigarrillo de marihuana que probé en mi infancia, y nadie me obligó, yo fui el que tomé la decisión de fumar”.

“Me fui a la calle, robé mucho, le robé a mi familia, me expulsaron de muchas escuelas. Yo me sentía rechazado, pero yo era el que me aislaba de mis entornos. Otra vez me internaron, perdí la fe en Dios, el sentido de la vida, esta vez era un proceso de más tiempo, era más largo que el anterior. Mi mamá me fue a visitar sin mi hermana y me dio la noticia de que ella también estaba internada. Ese día me di cuenta de que no estaba siendo lo que yo realmente quería ser, vi a mi madre sola, desgastada, vi a mi familia destruida. Lo que más me dolió fue verme a mí destruido y me preguntaba otra vez: ¿será Dios, será mi familia? ¿Quién me está dando todo este infierno? Pero vino el mismo pensamiento o respuesta: fue ese primer cigarro de marihuana al querer huir de mi realidad”.

“Dentro de este segundo internado, empecé a trabajar todo ese odio, ese rencor que tenía arraigado desde muy pequeño; acepté que tenía miedo, que tenía coraje y eso no es incurable. Puse a un lado a la gente que me quería, pero fue un acto egoísta positivo porque al dejar de preocuparme por los demás, comencé a preocuparme por mí. Al salir de ahí fue muy difícil dejar de frecuentar los mismos lugares a los que iba y convivir con los mismos amigos, pero yo no consumía y me criticaban, me decían chico rehabilitado y sentía la tentación de sentirme nuevamente aceptado volviendo a consumir drogas”.

“Pero yo recordaba que la última etapa en la que me drogué ya no lo hacía por diversión, lo hacía por evadirme de la realidad, por eso que me dolía, porque fui cobarde y no quise enfrentar todas esas tinieblas que estaban en mi vida. Preferí agacharme, sufrir, preferí una vida que no me llevó a nada, sino a lastimar mi cuerpo y a una depresión muy profunda. Recordaba que en primero de primaria estaba en el cuadro de honor, pero en segundo empezó todo y hasta sexto. Yo trasmitía oscuridad y la gente se daba cuenta pero yo no”.

“No se me olvida también que yo soy una persona que comenzó la vida de alguien más en las drogas, así como lo hicieron conmigo. Fue algo doloroso para mí, fue algo que me hizo sentir culpa. Doy gracias a Dios y comparto con ustedes que él al igual que yo, está siguiendo un sendero diferente”.

“A mí nadie me dijo: si no te drogas te mato. Cuando pensé esto, tomé la decisión de hacer un cambio, no para mi familia, no para mi madre, no para mi hermana, sino un cambio para mí. Y la preparatoria en la que estuve, que gracias a Dios este año terminé, fue la primera institución en mi vida de la que no me corrieron. Fue un cambio y cuesta mucho pero no es imposible con determinación. Yo pensaba que mi mayor temor era el fracaso y no era cierto, mi mayor miedo es mostrar mi luz a mi máximo resplandor, pero ahora creo que voy a poder apoyado de mi grupo de Alcohólicos Anónimos, mi novia, de todo eso que no tenía antes. Por la mente nunca me pasaba tener una buena comunicación con mi madre, fue algo que nunca pensé que pudiera lograr y sin embargo ahora la tengo”.

“Yo no sé si mañana me voy a drogar, lo que yo puedo asegurarles a ustedes es que hoy no me voy a drogar, hoy no voy a rendirme, hoy no voy a hacer daño. Para mí hay tres claves para salir adelante:

Primero, el amor propio en el sentido de valorarte y de quererte.
• Segundo, darte la oportunidad de conocer cosas diferentes y mejores.
• La tercera y la principal es Dios o a la creencia a la que tú le tengas fe. No te sueltes de ahí”.

“Comúnmente la marihuana o el alcohol son el primer contacto con muchas más drogas. La marihuana la veo como algo peligroso que puede acabar con tu vida, porque de ahí partes a otras drogas y otras formas de sufrimiento y esto no me lo contaron o lo vi en las noticias, yo lo viví. Ahora no me arrepiento de todo lo que he pasado porque gracias a eso y a la disposición que he tenido, no me he rendido. Si yo pude salir de ese infierno, cualquiera puede hacerlo. Solo se trata de darse la oportunidad, así como yo y como muchísima gente, de querer ese cambio para uno mismo”.

Concluye su testimonio con este mensaje: Mucha gente piensa que las personas que consumen drogas lo hacen por diversión y en un principio puede ser así, pero en realidad están sufriendo porque las drogas los esclavizan. Nadie se imagina que en este preciso segundo hay millones de personas luchando por salir adelante. Eso es algo que poca gente entiende. Si alguien siente empatía con lo que estoy diciendo no pierdas la esperanza, sí es posible salir adelante. Yo siempre rechacé la ayuda por el ego, pensando que yo iba a poder solo. Cuando me di cuenta de que mi vida estaba destrozada, decidí que ya no quería seguir así. Le pedí a mi poder superior, que es Dios como yo lo concibo, que me ayudara. Dejé de preocuparme por los demás y empecé a preocuparme por mí, fue un ego positivo porque empecé a trabajar en mi persona y en mis temores”.

Si tú crees que tienes alguna adicción a las drogas o al alcohol, o bien conoces a alguien que esté padeciendo este problema, recuerda: hay esperanza de recuperación. Escucha el testimonio de este joven que nos compartió su dura experiencia y la forma en la que se ha mantenido en sobriedad hasta el día de hoy.

ConParticipación