El negocio de alquiler de vientres está creciendo en México, sin que exista una regulación clara del mismo ni estadísticas sobre el tema. El medio de comunicación Proceso tuvo acceso a comunicaciones vía correo electrónico entre agencias de Estados Unidos, y clientes y médicos mexicanos que entablan negociaciones. Se reporta que se llega a cobrar hasta 2.9 millones por nacimiento [1].

A pesar de que existen denuncias la gestación subrogada aún no se considera un delito en México, por lo que activistas y diputadas federales llevan a cabo diversas acciones para que esta práctica se considere y castigue como trata y tráfico de órganos. Señalan que la gestación subrogada afecta principalmente a las mujeres en condición de pobreza, y que de legalizarse podría convertir a México en un “paraíso de la explotación reproductiva”. Informan que actualmente solo Tabasco y Sinaloa permiten este tipo de práctica, por lo que quienes están involucrados en el negocio llevan allí a las mujeres para dar a luz, sin embargo, señalan que el reclutamiento de mujeres se hace en todo México [2].

Debido a que este negocio no está regulado, no hay cifras del número de hijos que nacen a partir de esta actividad, ni se sabe en qué condiciones viven.

Por otro lado, a raíz de la información obtenida por Proceso, se sabe que no hay garantías para la mujer que presta su cuerpo ni para el bebé que se gesta. Una de las empresas de la que se obtuvo información admitió que el negocio se ejecuta en México porque a las “donadoras” mexicanas se les paga menos que en Estados Unidos.

Según una investigadora de la UNAM, Eleane Proo Méndez, en 2018 este negocio alcanzó ganancias por seis mil millones de dólares y se estima que en 2025 los ingresos lleguen a 27 mil millones de dólares [3].

Preocupa que mujeres mexicanas estén siendo usadas para un negocio en el que intervienen empresas extranjeras y que ni siquiera está debidamente regulado por la ley. “Rentar” un vientre para concebir un hijo y obtener ganancias de ello no es ético, pues, además de abusar de la mujer con fines reproductivos, el ser humano no es algo que se produce y es objeto de consumo, sino una persona. Exigimos a las autoridades que se ponga atención a esta actividad y se aplique la ley para proteger a las mujeres y a los bebés que están involucrados en este negocio.

ConParticipación

Fuentes:

[1] https://www.infotecnia.mx/e-news/nl_img.php?l=7265636f727465732f706f7274616c65732f32383339323339&id_nota=2839239&tipo_medio=w

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.