Según un estudio realizado por los departamentos de Psicología Evolutiva de las universidades de Loyola y Sevilla, los adolescentes tienen conversaciones con sus parejas mediante redes sociales en las que ejercen sobre ellas control o acoso. El estudio arrojó que aunque todos perciben dichas conversaciones como frecuentes, las mujeres las notan más agresivas, y los varones consideran que no son tan graves [1].
Algunas de las frases que los adolescentes consideran como normales o habituales son las siguientes: “Envíamela (una foto de contenido sexual). No te cuesta nada”. “Parece que ya no me amas”. “Al final, tendré que quedarme en casa por tu culpa”. “¿Por qué no me has respondido?” [2].
La investigación buscaba resolver si las tecnologías son utilizadas como herramientas para coaccionar y agredir a la pareja. Para ello se entrevistó a 262 estudiantes entre 12 y 18 años de edad. Se recrearon conversaciones de WhatsApp en donde los jóvenes tendrían que responder si las percibían como habituales, violentas y en qué grado [3].
Tanto ellas como ellos consideran que la situación se agrava cuando la conversación insultante sucede en un grupo de WhatsApp. Consideran que si la conversación sucede en privado es “ligeramente agresiva” a diferencia de si sucede en un grupo; en ese caso la consideran “agresiva” [4].
La delgada línea entre controlar y confiar se hizo evidente en el estudio pues algunos adolescentes consideran que en algunas circunstancias, compartir contraseñas o revisar la lista de contactos de la pareja es una prueba de confianza mutua. El “control de la pareja” es un tipo de agresión normalizado entre ellos, por ejemplo, es normal que demanden constantemente la ubicación de la pareja y saber con quién está [5].
En cuanto a la agresión sexual y envío de imágenes y textos sexualizados, los jóvenes varones no la consideran “muy agresiva”, a diferencia de las mujeres que sí la consideran un tema de “mayor gravedad”. Los jóvenes admiten que aunque las imágenes y textos sexualizados son una práctica inapropiada, es común en sus círculos.
El internet y las herramientas digitales facilitan y multiplican ciertos tipos de violencia y agresiones, lo cual causa en los jóvenes situaciones de riesgo y vulnerabilidad. Así se brinca de la esfera privada a la pública con una fuerza y rapidez sin precedentes. Está en las familias y las escuelas lograr la intervención temprana para evitar daños a la integridad física y moral de los adolescentes.
ConParticipación
Fuentes:
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.